El calendario 2022 comienza a correr y con este, la cuenta regresiva para los propósitos de Año Nuevo que muchos de nosotros nos trazamos al terminar el 2021. Aunque varios de estos objetivos se mantienen año con año, como bajar de peso, comer más sano, hacer más ejercicio, cambiar de trabajo o pasar más tiempo con la familia, lo cierto es que cuando todavía estamos en tiempos de pandemia la incertidumbre sigue reinando, las condiciones podrían cambiar y nuestra misma forma de ver la vida ha cambiado.
“Nadie puede decir que es la misma persona desde el 2020. La pandemia nos ha cambiado a todos, cambió nuestras condiciones, a unos en unas cosas, a otros, en otras, pero ninguno de nosotros es la misma persona. Todos hemos pasado cambios de circunstancias, pérdidas, duelos, pruebas, satisfacciones. Y aunque el nivel de incertidumbre no es el mismo que teníamos al comenzar el 2021, sí debemos saber que no se parece al terreno que pisábamos antes de la pandemia”, explicó la psicóloga Paola Vargas.
El 2022 comienza con una sensación de “mayor normalidad” de la que teníamos hace 365 días, pero esto no quiere decir que la realidad sea la de la prepandemia. Seguimos luchando con un virus que entra en una fase que, aunque menos letal, puede ser más contagiosa y darnos otro tipo de dificultades. Seguimos luchando con incertidumbre laboral y económica, las relaciones interpersonales se han vuelto diferentes y hay quienes comienzan el año con pérdidas como muertes cercanas, divorcios o despidos del trabajo (o de más de un trabajo).
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La falta de control y la búsqueda de la zona de confort
“Como humanos nos gusta tener todo bajo control, pero esta circunstancia nos saca de ese control. Si nunca sabemos qué pueda pasar, este año sigue siendo uno en donde muchas cosas podrían cambiar abruptamente, en diferentes ámbitos de la vida para muchas personas”, señaló Vargas.
A esto se le añade el que nuestro cerebro nos pasa haciendo “zancadillas” que complican el logro de las metas que nos trazamos. Selena Bartlett, una neurocientífica del Instituto de Salud e Innovación Biomédica de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, encontró que el cerebro nos “manipula” para quedarnos en la zona de confort. La buena noticia es que existe la forma de “domarlo”.
Bartlett y su equipo encontraron los principales errores al trazarse metas. La primera está relacionada con ponerse metas demasiado ambiciosas. Por ejemplo, correr una maratón o hacer un triatlón cuando la persona lleva años de ser sedentaria y en este momento no realiza actividad física de ninguna clase.
El segundo error está en trazarse demasiados propósitos. Según Courtney, hay quienes se trazan más de 10 metas, lo ideal sería concentrarse en un máximo de tres.
El tercer fallo está en que somos poco específicos con esas metas. No basta decir “haré ejercicio” es decir “voy a salir a caminar cuando termine mi jornada laboral durante al menos 30 minutos”.
Si a esto le agregamos la incertidumbre de la pandemia y los factores que no podemos controlar el escenario se complica.
¿Qué hacer?
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Para Vargas, lo primero es que debemos ser conscientes de que estos propósitos deben ser personales. No podemos tomar la decisión por alguien más, pero tampoco podemos seguir las metas de otra persona porque nos parecieron que se ajustaban a nosotros. Cada uno de nosotros debe seguir esa meta de forma personal y entender que si esta involucra a otras personas nosotros no estamos en control de lo que las otras personas hagan que pueda atrasar y desviar las metas.
Otro consejo útil es enfocarse en metas en las diferentes áreas de la vida y no solo en una de ellas. Es decir, no solo ponerse metas laborales, o solo metas de salud física, enfocarse también en cubrir el aspecto social, de nuestra relación con nosotros mismos, de la salud emocional y espiritual.
“Espiritualidad no solo tiene que ver con religión, es con ese sistema de a qué le tengo fe yo, dónde veo mi trascendencia hacia algo que va más allá de las cosas superficiales”, explicó Vargas.
Y otro es también saber que no todas las metas tienen que ser de un año, algunas están para lograrlas en un par de meses o incluso menos. Esas son precisamente las que no debemos dejar para el final a no ser que tengan una fecha determinada para realizarse. Por otra parte, hay otras que podrían tomarnos hasta más de cinco años cumplir.
“Es saber cuánto nos tomará cada una, y trazarnos un plan para movernos hacia ellas y hacer cada día un poquito”, resumió Vargas.
Algo que es de ayuda, puntualiza la experta, es escoger una palabra clave para el año. Por ejemplo, puede ser “paz”, entonces nuestros propósitos deben ir hacia esa palabra, o puede ser “plenitud”, y cada acción por los propósitos debe ir hacia esa palabra. Cada persona tendrá la suya, puede ser “salud” o “trascendencia” o “simplicidad”.
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El arranque
Comenzar no siempre es fácil y a muchas personas este 2022 las encuentran sin energías y sin ganas para hacer el arranque. La psicóloga Sinaí Valverde da los siguientes consejos.
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Los cambios de marcha y de dirección
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Para Vargas, es importante ser consciente de que pueden darse cosas inesperadas en diferentes momentos del año que nos obliguen a hacer pausas o cambiar de dirección.
Situaciones como enterarse de una enfermedad, la muerte de un ser cercano, un despido laboral o una ruptura amorosa pueden llevarnos a dar golpes de timón y cambiar de dirección las propuestas.
“Debemos ser conscientes de que sí, esto es completamente probable y no es entrar al juego de ‘¿por qué a mí?’, porque, si nos damos cuenta, la pregunta más bien sería ‘¿y por qué no?’ Hay cosas que pueden pasarle a cualquier persona y nosotros no estamos exentos”, expresó la psicóloga.
“Y esto nos hacer replantearnos las cosas, las metas, las direcciones, lo que queremos, y trazar de nuevo planes, porque siempre podemos tener otros planes. ¿Quién dice que los propósitos deben hacerse solo para comenzar el año?”, concluyó.