El idioma oficial en Taiwán es el mandarín; sin embargo, un extranjero que no domine esa lengua no pasará apuros.
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La razón: muchos taiwaneses hablan inglés, además, la ciudad está tan bien organizada que el visitante logra movilizarse sin mayores dificultades.
En esa lejana isla, con la que Costa Rica rompió relaciones diplomáticas en junio del 2007 para establecerlas con China, viven varios costarricenses, entre ellos, Xenia Gamboa, de 46 años, y Alejandro López, de 51.
Ambos son josefinos y residen en Taipei, una hermosa ciudad con servicios de transporte público de primer nivel, el considerado mejor metro del sudeste asiático e Internet de altísima velocidad.
Xenia está casada con el estadounidense Henley Jones, quien por trabajo se trasladó a Taiwán desde agosto del 2013. A él lo conoció en Costa Rica, donde llegó como voluntario del Cuerpo de Paz. Por eso, habla español como tico y adora nuestro país.
Tienen dos hijos, Fiorella de 22 años, y Mariano, de 21.
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Entre tanto, Alejandro se instaló allá en agosto del 2016, también por trabajo, pero en una aerolínea. Él es uno de los tantos pilotos de aviación costarricenses que radican en el exterior; su puesto es capitán de flota de Airbus A330, con capacidad de hasta 335 pasajeros.
¿Qué le asombra de Taiwán? Xinia respondió: “Lo fácil que es vivir aquí a pesar de la barrera del idioma”.
Agrega que es común encontrar a alguna persona que se comunique en inglés.
“La gente es muy amable y aunque no hable inglés, hará todo lo posible para ayudarlo y comunicarse con usted. El transporte público, sobre todo el metro, es muy fácil de usar y lo lleva a todos lados. Hay suficientes médicos que hablan inglés y las consultas, al igual que las medicinas, son más baratas que en Costa Rica”, indicó Xenia.
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Eso sí, admite que las direcciones no son muy fáciles, porque las calles tienen números de secciones y también hay callejones, pero como el Internet es tan veloz, no hay problemas para ubicarse con Google Maps, por ejemplo.
A Alejandro le pedí que describiera Taipei, la capital taiwanesa. Dice que tiene alrededor de 10 millones de habitantes, es muy moderna, con una extraordinaria infraestructura vial y red de transporte de primera.
“En cuanto a comunicaciones, posee sistemas de primera, velocidades de Internet en la telefonía móvil 4G e Internet domiciliar de hasta 300 mbps. Es una ciudad sumamente limpia, sus ciudadanos son conscientes de la limpieza, por lo que las calles están siempre ordenadas. El reciclaje es una práctica importante entre todos los habitantes y eso contribuye a un excelente manejo de los desechos. Taipei es una ciudad cosmopolita, donde se encuentra comida local, asiática y occidental”, afirmó.
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Una curiosidad, dice Xenia, es que casi no hay basureros en las calles, y pese a eso la ciudad está reluciente. “Algo que me llama la atención es que aquí aún hay teléfonos de monedas”, añadió.
Esta costarricense dice que la vida en Taiwán es muy tranquila, ya que la gente es muy honesta y amable.
“Perdí mi cartera con dinero, tarjetas de crédito y mi IPhone en el taxi. Me di cuenta unas horas más tarde, llamé a mi celular y me contestó el taxista; inmediatamente me trajo mi cartera a mi casa y ahí estaba todo. Créame, eso no es un hecho aislado”.
“Las personas aquí no son tan afectuosas como las ticas y cuesta entrar en su círculo. Una vez abracé a una amiga y no supo qué hacer, se paralizó, y eso que somos amigas. Ellos no están acostumbrados a mostrar el cariño de la misma forma como lo hacemos nosotros”, apuntó Xenia.
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A esta josefina le gusta ayudar a los perros y gatos callejeros, a la vez que resalta que Taiwán es el primer lugar de Asia en declarar ilegal el consumo de esas carnes. Cada vez más, asegura, los ciudadanos reconocen los derechos de los animales.
Para ella, de lo más difícil ha sido soportar los veranos tan calientes y húmedos, así como la comida típica, pues dice que es muy diferente a la asiática que conocemos en Costa Rica.
De hecho, Alejandro dice que lo que más extraña de nuestro país es el clima, aunque para él los veranos taiwaneses son agradables. Lo que menos le gustan son el otoño y el invierno, porque la mayor parte del tiempo está nublado y frío.
Xenia vino por última vez a nuestro país hace cinco años. Para ella es imposible no sentir melancolía cuando viene, al ver los paisajes y saborear la comida tica, que sabe que a las pocas semanas le harán mucha falta.
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Alejandro tiene mejor suerte, pues la aerolínea con que trabaja le permite visitar su terruño cada seis semanas.
“La cultura asiática es totalmente diferente a la nuestra. Los taiwaneses se crían en un entorno en que lo importante para las familias es salir adelante, ejemplo los niños que en sus estudios son muy competitivos, pero en cuanto a la familia no poseen los valores de amor que inculcamos en la cultura costarricense; sin embargo, incluso así son muy amigables y de buen corazón”, delinea el piloto.
Instalarse en otro país conlleva un esfuerzo de adaptación. La tica revela que le costó acostumbrarse a que los hombres le dijeran, frente a su esposo, que les parece bonita. Más adelante comprendió que no la estaban cortejando, pues las mujeres también acostumbran a decirlo.
“Cuando ellos de verdad piensan que la persona es físicamente atractiva, lo dicen con mucha inocencia y sinceridad, algo que me costó entender”.
Por su parte, Alejandro indica que los asiáticos confían mucho en su memoria, en cambio, considera que los ticos también aprenden a pensar, no solo a memorizar libros o procedimientos. Esta diferencia obligó al piloto tico a acoplarse al sistema taiwanés.
Este compatriota hace otra revelación: “Los asiáticos consideran que hablar en voz muy alta es sinónimo de mala educación, por lo que cuando me comunico, debo tratar de bajar la voz”.
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Xenia afirma que los jóvenes de Taiwán respetan mucho a los adultos y a los profesores; incluso, escuchan mucho a sus padres. Cree que nuestro país debería adoptar el sistema de transporte público de esa isla, el cual califica de “increíble, barato, eficiente, limpio y seguro”.
En cambio, opina que sería ideal que esa nación asiática tenga la calidez y espontaneidad del tico. “Ellos son muy amables, pero no son tan expresivos ni espontáneos como los ticos”.
El gran peso de la lejanía se hace un poco más liviano al conocer a otros ticos. Lo curioso es que Xenia y Alejandro todavía no se conocen.
Ella sabe de al menos seis compatriotas más allá, con quienes se reúne en ocasiones, mientras que él dice tener presentes a cuatro ticos, tres de ellos pilotos. Los dos coinciden en que hay más.
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Datos de Taiwán
Capital: Taipéi
Población: 23,5 millones (casi cinco veces más que Costa Rica)
Extensión territorial: 36.193 kilómetros cuadrados (equivale al 70% de Costa Rica)
Idioma: Mandarín
Moneda: Nuevo dólar taiwanés (un nuevo dólar taiwanés equivale a ¢19)
Visa: Es exigida para los ticos y debe tramitarse en un tercer país, como por ejemplo El Salvador
Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico corresponden a antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
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Esta es la trigésima tercera historia sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.