A los cinco años le tocó ver a su mamá entrar a una cárcel. A los ocho vivió lo que él mismo llama desprecio de su padre. También sufrió durante su adolescencia en un ambiente lleno de violencia y drogadicción. No obstante, una de las joyas que hoy tiene Alajuelense, Creichel Pérez, no cayó en el círculo en que estaba encerrado y, más bien, se convirtió en la excepción.
A los 19 años vuelve a ver hacia atrás y con voz entrecortada es claro al afirmar que ni él mismo sabe cómo no siguió la cadena que traía su familia; por el contrario, él se convirtió en un joven de bien. Ya sacó su bachillerato colegial, es ficha de la Liga y se alista para comenzar a estudiar Educación Física en la Universidad Fidelitas.
Oriundo de Boulevard 3, una de las localidades peligrosas en la actualidad de Puntarenas, Pérez enfrentó obstáculos que pueden derribar a cualquiera. Pese a que muchos de los golpes que sufrió fueron de niño, Pérez los recuerda como si hubiesen sido ayer.
“Mi mamá me dejó muy pequeño porque la metieron a la cárcel por intento de homicidio, entonces a mí quien me crió fue mi abuela, pero nosotros vivíamos en un cuarto cinco personas: dos tíos, mi abuela, mi hermana y yo. Todos dormíamos en la misma cama”, expresó.
De hecho, confesó que él se tiraba a la calle y ofrecía el servicio de mandadero para recibir ¢500 y poder financiar el desayuno de su familia. Con dos mandados compraba cinco bollitos de pan y cinco huevos. Mientras intentaba concentrarse en su educación y el trabajo, Creichel convivía todos los días con problemas graves de su entorno más íntimo: drogadicción y violencia.
“Un tío mío complicó un poco lo que pasaba en casa porque él entró en el mundo de las drogas y el alcoholismo; de esta forma, pues, lastimosamente pensaba mal y se dio un círculo de violencia con mi abuela y eso se nos trasladó a mi hermana y a mí. Ante esto, un día mi hermana y yo nos cansamos y decidimos irnos a vivir donde otra tía”, recordó.
Irse donde su padre nunca fue una opción, porque el progenitor nunca lo quiso, según Pérez. “Mi papá era de Costa de Pájaros, entonces mi mamá me mandaba en bus para que viera a mi papá, pero siempre que yo iba él lo que hacía era que me iba a meter donde una tía y él seguía su vida. Nunca me quiso”, acotó.
En donde la tía, Pérez y su hermana (Isabel), quien es dos años mayor, siendo todavía pequeños, empezaron a ser utilizados para limpiar una finca. Ahí ellos pusieron un alto y separaron caminos. Creichel volvió donde su abuelita materna, doña Olga, mientras que Isabel fue donde otra tía.
“En ese tiempo empecé en un equipo que se llamaba los Halcones y ahí apareció el primer ángel: una señora me adoptó como propio y ella se desvivía para que yo tuviera tacos y lo necesario para jugar. Ella también me consiguió una prueba en Carmelita”.
Ante esto, el joven se trasladó al Complejo Wílmer López, donde empezó a llamar la atención. Tanto talento le vieron desde el primer momento, que Édgar Artavia, presidente de Carmelita, aceptó que llegara solo a jugar partidos y siguiera viviendo en Puntarenas. A los 14 años, Artavia se sentó con Pérez y le hizo saber que era necesario que se trasladara a Alajuela a vivir.
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Aunque no sabía cómo lo lograría, el pequeño no pensó en abandonar su sueño y aparecieron familias que empezaron a dejárselo por días para aminorar el impacto económico. “Yo iba una semana donde una, otra semana iba donde otra y así...”, dijo.
Desde los 15 años, Alajuelense le puso el ojo y lo empezó a tentar, pero él por un sentido de agradecimiento no se quería ir de Carmelita.
“Un día estaba con mi abuela en Puntarenas y estábamos sentados en el corredor y era de noche... Al rato pasó una estrella fugaz y yo solo comencé a orar y le decía a Dios: ‘Diosito por favor, por favor, llévame a la Liga’”, externó entre risas.
En noviembre del 2022, la Liga cerró la llegada de Creichel, quien lleva un año cedido en el Municipal de Pérez Zeledón. Ahora con el éxito deportivo, el jugador ha visto cómo con su ejemplo ha cambiado la dinámica de su familia y hasta su padre ha buscado acercarse a él.
“Mi papá se ha contactado, pero yo lo que le dije es que yo lo honro, pero que no se metiera en mi camino. Yo lo perdono y a mi mamá también, porque ellos a mí me dejaron solo, pero quiero, como me formé solo, cuidar lo que me ha costado. Mi mamá todavía está en la cárcel, pero ya casi sale. Yo la amo, respeto, la honro, pero si va a llegar a hacer locuras prefiero que se mantenga al margen”, profundizó.
Una situación que sí enorgullece a Creichel es ver cómo su tío, el que tenía problemas de drogadicción, cambió drásticamente, al punto de que ya tiene un trabajo estable. “Yo una vez me agarré con él, sí tuvimos un problema serio y hasta lo mandé a la policía. Después de ese día hemos hablado y ya está cambiado totalmente; eso me llena de felicidad”, mencionó.
Aunque Creichel es consciente de que salió de un barrio complicado, él no olvida sus raíces y siempre visita Boulevard 3, pero sabe que llega a un ambiente pesado en el que, como cuando tenía 10 años, debe mantenerse fuerte, ya que es común que le ofrezcan drogas o alcohol.
“En Boulevard hay una esquina donde se reúne todo el mundo. Yo siempre voy y saludo porque uno no debe olvidarse de dónde salió, pero yo en esa esquina vi cosas y siempre dije que no. Yo siento que Dios me ha bendecido con un futuro y no lo voy a mandar a la basura”, reflexionó.
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Sobre qué le deparará la vida, el futbolista es claro en que solo quiere seguir jugando fútbol, tener minutos, porque él se visualiza en la Selección de Costa Rica y el exterior.
“Siendo honesto, cuando estuve en la Liga no fue que no se me dieron las cosas, sino que no tuve continuidad. Yo siempre quiero trascender y se me presentó el chance de ir a Pérez y estoy muy feliz. Si para tener minutos debo seguir en Pérez, pues aquí me quedo”, finalizó.
Creichel Pérez tenía todas las fichas para ser un talento perdido, sin embargo, su creencia en que Dios le tenía un futuro mejor, además de su determinación y deseo por darle a su familia una mejor calidad de vida, lo hicieron crecer a punta de golpes. Hoy disfruta de ser una de las promesas más alentadoras de Alajuelense y del fútbol nacional, además se asesoró de la empresa Fútbol Consultants, la cual lo tiene como uno de los prospectos para ir al exterior en un corto plazo.