Ya que el 53 % de los votantes –y el 71 % del padrón electoral– no votó por ninguno de los candidatos que pasaron a la segunda ronda, es razonable que los emplacemos a buscar compromisos de cara al 1.° de abril. Esa masa de electores huérfanos –en la que me incluyo– no debe permitir que los Alvarado nos limiten a un “tómelo o déjelo”. Como mayoría, estamos en una posición de demandar acuerdos. He aquí el que me gustaría ver.
En principio, Carlos Alvarado me resulta el candidato más potable –o menos infumable–, no tanto por virtud propia, sino porque me aterra el extremismo con el cual su contrincante mezcla la religión con la política. Sin embargo, el candidato del PAC cometería un craso error si cree que quienes albergamos ese temor sobre su rival vamos a correr a apoyarlo. Hay una realidad innegable: la agenda económica del oficialismo –y en particular sus posiciones en materia fiscal– también espantan a muchos votantes huérfanos.
Por eso, Carlos Alvarado debería comprometerse de antemano a un gran acuerdo nacional en materia económica. Este partiría por anunciar la designación en Hacienda de una figura que no sea del PAC (¿Edna Camacho?). Además, ya que en política fiscal el orden de los factores sí afecta el resultado, el acuerdo contemplaría la aprobación primero de proyectos referentes al gasto que se encuentran en la corriente legislativa –ley para racionalizar el gasto público y la regla fiscal constitucional– y, una vez sancionados estos, la aprobación de un IVA del 13 %. (Personalmente creo que es un impuesto que encarecerá aún más el costo de vida y golpeará la actividad económica, pero la realidad política hace inevitable su aprobación).
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El acuerdo trascendería lo fiscal en dos puntos adicionales: Carlos Alvarado aceptaría el ingreso a la Alianza del Pacífico –algo que apoyan el PLN y PUSC–. Los beneficios de incorporarnos al bloque comercial ya han sido delineados por diagnósticos de la Cepal y la Fundación Konrad Adenauer. La oposición del PAC es mera obcecación ideológica. Finalmente, el candidato oficialista retomaría el modelo de concesión de obra pública –otra propuesta del PLN y PUSC– y abandonaría la apuesta fallida del gobierno con la Unops. Carlos Alvarado debe demostrar que merece el apoyo de los votantes huérfanos. Si no lo logra, será el principal responsable de que Fabricio Alvarado sea presidente.
jhidalgo@cato.org
El autor es analista de políticas públicas.