Hay una distancia muy grande entre las afirmaciones que muchos dirigentes hacen sobre las posibilidades de sus jugadores de saltar a Europa y la verdadera realidad de esos futbolistas de irse afuera a partir de su talento y proyección.
Por ejemplo, un dirigente tico puede asegurar que su prospecto vale $1 millón y que por menos de esta cifra no pretende venderlo. También es capaz de decir que ese mismo futbolista tiene la calidad para jugar en un liga relevante de Europa.
Estas frases son, en la mayoría de ocasiones, rebuscadas. Puede que el futbolista no sea tan cotizado como el club lo cree, a pesar de que destaca en el fútbol nacional.
Así que al final termina vendido a una liga de nivel intermedio, por un monto inferior al que esperaba el club y, quizás, a la cifra que había soñado el propio futbolista gracias a las falsas expectativas que se crearon en su propio entorno.
Sin embargo, ‘la verdadera realidad’ es mucho más tangible cuando se miden antecedentes, crecimiento individual por temporada, posición en el campo y, en especial, la comparativa del futbolista con respecto a otros prospectos de similar realidad.
Hoy en día, después de muchos años, Costa Rica puede mirar de cerca la posibilidad de que un delantero nacional sea transferido a un club o, al menos, a una liga clase A de Europa. Es decir, a Inglaterra, España o Italia.
Sin tanto ‘humo’ y con argumentos mucho más cercanos a la realidad, se puede comprobar que Manfred Ugalde puede dejar Países Bajos en cualquier momento, seducido por una propuesta llamativa de un club de otra categoría.
Pero, ¿por qué se puede afirmar que Ugalde está más cerca de este objetivo que cualquier otro jugador joven de Costa Rica?
Empiezo por un sencillo estudio elaborado por el sitio internacional Football Talent Scout, que comparó las estadísticas ofensivas más importantes (goles y asistencias) de los delanteros menores de 21 años que juegan en ligas relevantes de Europa.
El sitio le dio un puntaje específico a cada estadística y determinó que, en la actualidad, Ugalde es el sétimo atacante de 21 años o menos con más eficacia en Europa.
Básicamente, el atacante acumula seis goles y siete asistencias en esta campaña. Basta con mirar la liga de Países Bajos para confirmar la evolución de Ugalde.
Se asocia mucho mejor y a otra velocidad cerca del área (al punto de que asumió una faceta asistidora), físicamente es capaz de ganar en el cuerpo a cuerpo gracias a su evidente crecimiento en su masa muscular y de contribuir en distintas fases de juego.
Es un futbolista mucho más maduro e integral a sus 21 años, pero además siguiendo los pasos correctos en su crecimiento: Comenzó en la segunda división de Bélgica, se acopló al clima y exigencia de esta ‘liga trampolín’.
Luego saltó a Países Bajos, el escalón previo para la élite. En el Twente fue paciente y esperó en el banquillo por las escasas oportunidades que recibió en su primera campaña, cuando se convirtió en un importante revulsivo para el club.
El propio Twente lo entendió así y compró su ficha al City Football Group.
Y en esta campaña, en la que se esperaba un crecimiento en su aportación de ataque, Ugalde no decepcionó y ha ofrecido números buenos (aún no excelentes).
Quizás, lo más favorable para el atacante nacional es que el valor de su ficha es bastante inferior al de los jugadores en su posición.

Es decir, es mucho más ‘barato’ que las otras seis figuras jóvenes que aparecen en el ranquin elaborado por Football Talent Scout.
Según el sitio especializado en traspasos, Transfermarkt, Ugalde tiene un valor de 5 millones de euros, mientras que el segundo de la lista, el alemán Florian Wirtz, es valorado en 100 millones de euros. La diferencia es enorme.
Otro aspecto a su favor es que el Twente destaca justamente por potenciar a sus prospectos para luego venderlos a mejores ligas y así obtener ganancias.
El caso de Ugalde debe servir como ejemplo para otros jóvenes. En ocasiones es mejor quemar etapas sin precipitarse, elegir el proyecto correcto en el momento de dar el salto y preocuparse más por el crecimiento individual que por conseguir un ‘gran’ contrato.