Este viernes a las 8 a. m. recibió una noticia que lo devastó, el golpe solo lo puede comparar con la pérdida de su padre y por lo mismo, le fue inevitable llorar desconsoladamente por horas encerrado en un camerino en San Carlos, donde labora como técnico de la U-20. El argentino Óscar Alegre tuvo a Johnny Chaves como entrenador en el final de su carrera como futbolista, luego Chaves lo hizo su asistente y por 13 años estuvieron juntos en los banquillos.
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Alegre dice haber conocido a Johnny como nadie, lo sabía leer tan bien que con solo una mirada podía reconocer si estaba feliz, si ese día no se le podía ni hablar y al verlo hasta detectaba qué estaba pensando el timonel. Y es que no solo compartieron camerinos, sino que vieron juntos poco más de dos años y medio, viajaron a diferentes destinos y hasta disfrutaron como mochileros del Mundial de Alemania 2006. Es más, cuando Alegre sacó su licencia de técnico tuvo a Chaves como profesor en las aulas y al mismo tiempo el suramericano era su auxiliar en la UCR.
Si alguien puede retratar a la perfección a Johnny, quien lamentablemente falleció este jueves a los 61 años, no hay duda que es Alegre. En medio de su vacío y un dolor indescriptible, conversó con La Nación y relató algunas de las anécdotas que reflejan quién era el “profe” en realidad.
“Siendo yo jugador siempre me decía que cuando me retirara me iba a elegir como asistente, pero yo no le creía, porque yo soy extranjero. Estuvimos juntos en Pérez, en la UCR, en Cartaginés y en San Carlos. Él confiaba mucho en mí, porque creía en lo que le podía aportar. Luego de que se dio el descenso en San Carlos él se fue y a mí me pidieron que me quedara; Johnny me dijo que me quedara, porque sabía que venía una etapa compleja para él por el descenso. Puedo decir que lloré, porque era la primera vez que me separaba de él en lo laboral”, manifestó.
Óscar cuenta que en la época en la que compartían apartamento no había forma de que Johnny parara de hablar de fútbol, incluso, en ocasiones él cerraba la puerta de su cuarto y pensaba que el tema terminaba ahí, pero su compañero insistía. Con el pasar del tiempo se adaptó tanto que cuando no estaban de acuerdo en alguna alineación, era Alegre el que iba a buscarlo a la media noche y se ponían a discutir sobre el tema.
A su parecer, Johnny era un adelantado y ya desde el 2004 hablaba de la metodología que es tendencia aún en la actualidad y considera que nadie sabía más que Chaves en aquel momento. Nunca repetía un ejercicio en las prácticas, planificaba cada detalle de los entrenamientos y era tan competitivo, que no le gustaba que nada saliera mal. Esto hacía que algunos futbolistas le temieran por su carácter, pese a que fuera del campo era un bromista y le gustaba la “joda”, dijo el argentino.
“Si hay alguien que lo conocía en esta faceta soy yo, porque sabía cuando estaba enojado o contento. Con solo verlo tenía claro para qué estaba. Es más, los jugadores como le tenían tanto respeto, cuando necesitaban algún permiso para algo me buscaban y yo con solo verlo les decía si ese día se podía o no se podía. Conocía su carácter, su temperamento, su personalidad y su humor. Si bien, muchos compartieron con él, creo que nadie lo conoció como yo y me dejó una riqueza tremenda. Todo lo que sé se lo debo a él”, comentó.
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Entre sus anécdotas que se pueden contar recuerda dos en especial: “Una vez nos pasó que en un partido en Cartago estábamos debatiendo por hacer un cambio y al final él eligió otro jugador diferente al que yo le dije, pero todo salió mal con esa variante que él escogió. Salimos del estadio, viajamos en carro de Cartago hasta San Pedro sin decirnos una palabra y llegando a la casa me miró y me dijo: ‘verdad que fallé' y yo no dudé en decirle que sí, pero ahí terminó todo. Era de carácter fuerte, pero a la vez aceptaba cuando se equivocaba”.
Además, hay una que aún lo hace reír: “Cuando yo estaba estudiando en la Fundepos para sacar la licencia A de entrenador dirigíamos a la UCR y vivíamos juntos, pero en ese momento a él lo contrató la Fundepos como docente y pasó a ser profe mío de una materia de táctica y estrategia. Entonces, entrenábamos al equipo en la mañana, lo veía en la universidad y en la casa. Incluso, para el trabajo final puso algo complejo y sabía que no le podía fallar y que jamás me iba a regalar nada, así que tuve que buscar a un buen conocido que me llevó como 10 libros y me dio una mano para presentarle un trabajo espectacular a Johnny. Claro, solo me puso aprobado, pero no me dijo nada más”.
Agradecido de por vida
A Óscar Alegre se le quiebra la voz cuando habla de Johnny Chaves y le es imposible ocultar que se siente vacío y muy afectado por la muerte de su amigo. Al igual que muchos, se vio sorprendido por la noticia, ya que pese a que Chaves luchaba desde hacía ocho meses por un tumor que le extrajeron, lucía muy positivo y con ánimos de seguir peleando.
“La última vez que me encontré con él fue de casualidad y ya luego de que lo operaron de su problema (diciembre). Me lo topé en Multiplaza de Escazú y estando casi a tres metros de él me costaba reconocerlo, porque había cambiado mucho físicamente por su enfermedad. Le grité su nombre y empezamos a conversar un buen rato, principalmente de su salida del fútbol, porque sabía lo que significaba para él no estar en la cancha. Por mensajes hablábamos mucho, más allá de que estaba pasando momentos muy difíciles por sus complicaciones, nunca bajaba los brazos”, relató Alegre.
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Óscar recalca que le debe mucho a Chaves y que en lo futbolístico lo que aprendió fue por su amigo, quien nunca fue egoísta y le compartió todo lo que aprendía en sus viajes de capacitación a Holanda.
Así mismo, no olvida que Johnny confió en él en todo momento y siente que en vida le retribuyó todo y fue leal. Más allá del dolor, sonríe con tantos momentos vividos y experiencias únicas con su amigo. Chaves fue quien lo contagió con ese deseo de formar talentos y hoy en día es justo lo que hace Óscar en San Carlos, aplicar lo que su compañero de mil batallas le enseñó.
“Johnny era un apasionado de formar jugadores y recuerdo que en Pérez no teníamos dinero para fichar, así que él visualizaba cosas que nadie veía. Me decía que teníamos que ir a la Copa Dallas, que era la mejor que había en ese momento para juveniles y como hablaba inglés, alemán y holandés contactaba a los organizadores y lograba que nos invitaran y nos pusieran en el mejor grupo, para foguearnos con grandes equipos. De ahí surgieron grandes futbolistas, como Juan Gabriel Guzmán, Luis Stwart Pérez, Jorge Gatgens, Juan Diego Monge y varios más. Incluso, en el 2006 fuimos a una copa en Holanda”, finalizó.
Óscar es claro, el fútbol tico perdió a un estudioso y una persona que llegó a aportar. Eso sí, su legado estará intacto y el reflejo son todos los futbolistas y entrenadores que aprendieron con Chaves.