Me escribió un amigo, un liguista, de esos que llevan el escudo pegado en el pecho, aunque ajeno a los fanatismos ciegos. Con el beneficio que da el respeto mutuo, me lanzó una duda con tintes de cuestionamiento sobre lo publicado en La Nación en torno a Alajuelense y el papel de Joseph Joseph o empresas con él relacionadas: ¿si la deuda estaba reflejada en los estados financieros y todos los socios estaban enterados de la misma, cuál es la irregularidad que la investigación intenta dar a conocer?
Primero, eliminemos la palabra “irregularidad”, ausente por completo en las publicaciones. Pensaría más atinada la frase “verdades a medias”, incompletas, en torno al tema.
No sé si lo publicado era de absoluto conocimiento de todos los socios, como dice Alajuelense. No me consta. Y aunque no tengo por qué dudarlo, su comunicado de prensa en respuesta a La Nación, donde por primera vez admite públicamente la deuda con la empresa relacionada a su directivo, me dejó otras dudas: ¿realmente sabían los socios que su equipo le debe cientos de millones a una empresa relacionada con Joseph Joseph? ¿O solo sabían que su equipo tenía en junio del 2020 una deuda de ¢530 millones con una empresa llamada Mundo Ofertas del Este S.A., perteneciente a quién sabe quién, dispuesta a no cobrar intereses por varios años? El último informe a los socios, del cual tenemos copia, menciona el pendiente, la empresa y el monto, como se dijo en la publicación, pero no al empresario.
También me pregunto si realmente sabían los socios que la “Liga sin deudas” aún tiene deudas. Si el último informe de tesorería lo brindaron hace más de un año y los informes auditados los compartieron a sus socios en octubre del 2020, cómo se enteraron los socios en marzo del 2021. ¿O a ellos sí les aclararon por alguna otra vía que, aunque habían saldado las obligaciones con todas las entidades bancarias y la seguridad social, quedaba aún ese pendiente nada insignificante?
Si acaso Alajuelense piensa que no hace falta aclarar lo que no se ha dicho, yo le llamo a eso dejar “verdades a medias”.
No vi al club levantar la mano cuando un sinnúmero de medios de comunicación aseguramos, erróneamente y malinformando a la afición en general, que la Liga no debía un colón a nadie. No vi un comunicado de prensa diciendo: “nos permitimos aclarar que Liga Deportiva Alajuelense saldó compromisos con los bancos, como se informó, pero sigue trabajando con ahínco por librar otros pasivos”.
En el menor de los casos, Alajuelense permitió que una verdad incompleta se difundiera por todo lo alto. ¿Y no sé por qué? Haberlo aclarado, lejos de quitarle grandeza a los esfuerzos financieros, le añadía una cuota adicional de otra virtud: la transparencia.
Tampoco entiendo por qué el señor Joseph Joseph aseguró en repetidas ocasiones que sus terrenos eran familiares destinados al desuso, cuando en realidad fueron comprados en $3,8 millones pensando en el complejo deportivo rojinegro, lo cual no le quita mérito a su obra en favor del liguismo y las ligas menores. Me gustaría preguntárselo personalmente. ¿Los socios sí lo sabían? Y, si los socios lo sabían, por qué darle otra versión a la prensa y al resto de los aficionados.
Porque más allá de mis pobres dudas, Alajuelense debe recordar que el liguismo no solo lo componen sus cerca de 800 socios activos. No son 800 personas las que llenaban el estadio, las que compran camisetas, las que elevaron en un 36% la ventas de la Liga store, las que a lo largo y ancho de todo el país se sientan frente a la pantalla a ver sus partidos y propician ese efecto en cadena que se inicia en la cantidad de audiencia, pasa por la publicidad en las transmisiones y termina en un millonario contrato de exclusividad en favor del equipo. Eso no es una verdad a medias.
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