Sin ningún miramiento, el Colo-Colo chileno desnudó anoche las limitaciones de un Alajuelense que no se cansa de perder en cada una de sus presentaciones.
El 7-2 con que los suramericanos triunfaron en el juego de vuelta de la Copa Nissan Sudamericana solo da para pensar que la presentación manuda en dicha competencia fue un total ridículo.
Eso, claro, sin contar el 4-0 que los “albos” del Colo-Colo sacaron el miércoles anterior del Morera Soto, siendo visitantes.
La superioridad de los chilenos se denotó al minuto dos, cuando el mejor jugador del partido, Humberto Suazo, consiguió el primero tras un servicio de Alexis Sánchez desde la derecha.
Este tanto punzó, por fin, el orgullo de los rojinegros, quienes empataron al 9' gracias a un fino tanto de Rolando Fonseca.
Mas, nuevamente un error de la nefasta defensa tica le abrió las puerta a Suazo para el 2-1 al 10'.
Sin poder reponerse del segundo, vino el fuerte defensor Arturo Vidal para sumar el 3-1 tras un rechazo del portero Wardy Alfaro.
En solo 12 minutos, el Colo-Colo dejaba a la vista de todos que la defensa liguista era coladero por el centro y, no podía faltar, también en las bandas.
Ello a pesar del esfuerzo de jóvenes como Pablo Herrera, un lateral derecho con buena pasta, pero al que le falta más roce.
Precisamente Herrera fue quien le dio el servicio a Fonseca para el 3-2. Esta jugada fue la única destacable por la visión del juvenil y la definición del “7” erizo.
Pero la esperanza que deparó Fonseca se esfumó al 48', cuando Vidal volvió a abombar las redes, solo que en esta ocasión su anotación fue de cabeza.
Sigue la fiesta. Apenas arrancó el complemento, el estratega rojinegro, el colombiano José Cheché Hernández, intentó darle movilidad al mediocampo con el ingreso de su compatriota Carlos Salazar, por Rafael Rodríguez, otro que trató de aportar a pesar de su consabida inexperiencia.
El ingreso de Salazar no sumó nada a la causa tica, y más bien aumentó las dudas sobre su compra a inicios de la temporada.
Para empeorar el momento manudo llegó la expulsión de Cristian Montero luego de acumular dos tarjetas amarillas.
Sin Montero, el camino fue aún más libre para Colo-Colo, que se alcanzó el 5-2 con Sánchez, tras una hermosa jugada entre Jeréz.
Para darle más espectáculo a los locales, el entrenador “albo”, Claudio Borghi, metió al joven maravilla, Matías Fernández, quien puso el sexto, luego de recoger, sin marca alguna, un rebote del desprotegido guardameta.
El Mati , como lo llaman, llegó a cinco goles –había hecho dos en el Morera Soto–, ubicándose como el mejor artillero del torneo.
Anímicamente destrozados, los liguistas sufrieron el sétimo mediante un golazo del recién ingresado Miguel Aceval, quien desde fuera del área sacó un disparo imposible para Alfaro.
Con este ridículo de proporciones mayores, la Liga dijo adiós a la Sudamericana y cumplió su juego 100 ante equipos del sur.