En este país no existen oportunidades reales y bien remuneradas para las mujeres que somos mamás y queremos reincorporarnos al mercado laboral en condiciones de horarios flexibles o medios tiempos, que nos permitan seguir creciendo profesionalmente y cuidar de nuestros hijos. Por muchos años tuve mi propio negocio, pero por diversas circunstancias fue el momento de ponerle un punto final y emprender la tarea de buscar trabajo.
Yo quiero seguir atendiendo a mis hijos cuando regresan de la escuela, son pequeños y me necesitan. Pero, al mismo tiempo, realmente quiero volver a trabajar, con un horario, en una oficina, con reuniones y con compañeros. Quiero que mis hijos sepan que su mamá es una profesional, capaz de cuidar de ellos y de ser ella misma también. Quiero que mis hijos me recuerden con la misma admiración con la que ven a mi esposo.
Sin conocer la legislación, considero que este tema cuenta como un derecho de la mujer, ya que es por todos sabido que las mujeres, al convertirnos en esposas y madres, asumimos responsabilidades que implican el funcionamiento del hogar y eventualmente el cuido de los hijos. Es una tarea que abordamos con incondicional amor y convicción, pero que también implica sacrificios personales y profesionales.
Cuando las mujeres deciden ser madres, en muchísimos casos se ven obligadas a dejar su carrera; en ocasiones porque pagar a alguien para que cuide de los niños se sale del presupuesto familiar, en otros porque aunque se cuente con ayuda, no hay nadie más que pueda hacerse cargo de llevar y traer a los hijos de las actividades extracurriculares una vez que salen de la escuela/colegio.
Cuando los niños crecen y entran en un horario escolar más prolongado, regresan en bus de la escuela y queremos volver “a escena”, buscar un empleo parece ser una odisea. Las entrevistas terminan con un “señora, me parece que usted necesita dedicarse a sus hijos (perdón)”, o miran tu currículum como si fuera un pergamino del siglo antepasado. Nos castigan por esos “baches curriculares” y en la mayoría de los casos ni siquiera se toman la molestia de preguntar qué hicimos en esos años de maternidad intensiva, asumiendo que no hicimos nada de nada.
Me parece inaudito que viviendo en la era tecnológica las empresas y organizaciones sigan negándoles a las mujeres el derecho de ser profesionales y madres y de ganar un salario competitivo en estas condiciones.
Este tema debe ser prioridad en la agenda del Gobierno e instar a las compañías a contratar más mujeres en este esquema flexible de trabajo.
Como yo, hay miles de mujeres que tienen entera disponibilidad de tomar un empleo que nos permita ser profesionales de 8:00 a. m. a 2:00 p. m., y madres (y choferes) durante la tarde.
¿Dónde se encuentran las empresas y organizaciones que dicen apoyar a la mujer en igualdad de condiciones?