Columnistas

En Guardia: Tuve el valor de dejarla

Costó, pero al fin Jorge Guardia la dejó atrás, se olvidó de ella y ahora disfruta de paz. Bandido, se lo tenía guardado.

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La ciudad es luminosa, excitante, deslumbrante, pero también absorbente, alienante, bulliciosa y congestionada. No creía tener el valor de dejarla, pero, al fin, lo logré. Me fugué de la gran metrópoli sin ningún remordimiento. Atrás quedaron presas, bocinas e improperios —a veces justificados— de los malhumorados conductores.








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