Habíamos caído en las odiosas comparaciones por culpa de Froylán Ledezma y su presencia en la despedida de Gabas. Los más canosos recordamos sin titubeos aquella potencia, su gambeta, la definición, el atrevimiento, ingredientes suficientes para el fichaje con el Ajax cuando apenas era un mocoso. No sé cómo ni con qué pretexto pasamos a Joel Campbell, quizás por la coincidencia de un contrato precoz con un club prestigioso de Europa.
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A la Liga le sobró faja, mientras Saprissa se niega siquiera a insinuar un jalón de orejas.
Vayamos al pecado capital del técnico saprissista: no haber dimensionado la diferencia entre su equipo y el de Herrera.