Jorge Jiménez Deredia tuvo que atrasar una exposición que tendría en Génova (Italia), pospuso un viaje a Costa Rica “hasta que esto pase” luego de que se lo cambiaron cuatro veces, dejó de ir a las fundiciones y lugares de donde se saca el mármol y se encuentra modelando yesos en su casa-taller en la comunidad italiana de Castelnuovo Magra, ubicada 90 kilómetros al sureste de Génova.
Así vive el escultor costarricense de 65 años el confinamiento obligatorio que impuso Italia para afrontar la emergencia por el nuevo coronavirus, que ya ha dejado 2.158 muertos y más de 23.000 personas enfermas hasta este lunes 16 de marzo en ese país europeo. El artista reside en esa nación desde 1976.
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Él y su esposa, Giselle Zamora, siguen todas las disposiciones recomendadas para luchar contra el covid-19: se quedan en casa y solo salen para ir al supermercado cuando es estrictamente necesario y, si lo hacen, deben portar un permiso especial e ir con guantes y mascarilla.
“La situación aquí en Italia verdaderamente ha empeorado desde que se detectó el primer caso; la cantidad de muertos es increíble… Con mucha filosofía, me he quedado trabajando en la casa, en mi taller. Estoy creando, haciendo unos yesos con unas ideas nuevas que tengo”, contó el artista que tuvo una megaexposición el año pasado en las plazas y bulevares de San José.
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Jiménez Deredia espera que Costa Rica sepa tomar todas las medidas necesarias para no afrontar una situación como la que vive Italia en este momento. “No tienen la idea de lo que es esto: los muertos, los enfermos; todo ha cambiado, todo está cerrado; no se puede salir... Mi mensaje a los costarricenses es que tomen en serio las cosas. No hay que arriesgarse”, dijo.
Luego, insistió: “Se deben tomar seriamente las medidas. Si se respetan las reglas, será mejor para uno y también para los otros; esto es muy importante”.
A su juicio, creer que simplemente es “una gripe más” es un enorme error. “Esto ‘explota’; acá comenzaron con 100 casos y ya tenemos 20.000... Costa Rica tiene un buen servicio de salud; sin embargo, no tiene las condiciones para aguantar si se generan miles de casos a la vez. Es una cosa seria, más seria de lo que se puede pensar”.
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El privilegio de una casa
A diferencia de su hijo Esteban, quien vive con su familia en un apartamento en un edificio de varios pisos en Génova, ellos tiene una casa con patio y espacio para “ver verde y recibir sol”.
“Soy privilegiado por tener una casa así; aquí nos quedamos tranquilos. He tomado todo esto con mucha filosofía trabajando en la casa y en mi taller. Estamos tratando de encontrar lo positivo dentro de toda esta situación”, explicó vía telefónica el reconocido escultor nacido en Heredia.
Su hogar está un poco apartado del centro de la comunidad y los vecinos no están cerquísima.
Eso sí, el confinamiento ha cambiado drásticamente la vida cotidiana, cuenta: los negocios están cerrados, la gente no puede andar en las calles a menos de que sea por un permiso o se exponen a una multa y ser enviados a sus casas, las fundiciones (en que toman forma sus esculturas en bronce) siguen trabajando pero él no puede ir a supervisar los trabajos por ahora… “Hay que acatar la reglas y cuidarse. Más a la edad mía, no podemos exponernos porque somos una población vulnerable. Hay que encerrarse”, explica.
De hecho, este lunes tuvo que celebrar el cumpleaños de su hijo vía Skype, ya que no los dejan movilizarse a otras regiones. También departe con sus dos pequeños nietos de forma virtual. “Ellos están en casa porque están recibiendo clases por internet”.
¿Les ha tocado vivir el desabastecimiento de productos o el pánico ante el avance del nuevo coronavirus? “El pánico gracias a Dios no lo hemos pasado. Hicimos una compra con lo necesario para no salir muchas veces por unos días. Todavía no están escaseando los productos”, agregó.
Al supermercado asisten con un permiso para transitar; va uno solo de ellos. “Hay que salir con mascarillas, guantes y te dan un número para entrar y que no haya mucha gente donde estás comprando. Se deben respetar los dos metros de distancia entre las personas”.
Con su característica tranquilidad, Jiménez Deredia afirma que hay que ajustarse a las cambiantes realidades que afrontamos con serenidad. “Esto no va a pasar rápido; serán meses”, puntualizó.