La cubana, primera cantante latinoamericana que se presentó en el famoso Carnegie Hall de Nueva York, murió en el hospital Mount Sinai, de Miami Beach, a causa de un infarto, confirmó la oficina del médico forense del condado Miami-Dade.
Ella, la que cantó junto a Frank Sinatra y Edith Piaf, la que estaba prohibida en Cuba, falleció sin haber podido cumplir su sueño de volver a una “Cuba libre” .
La cantante y actriz estuvo hasta los últimos meses de su vida implicada con los movimientos de exiliados cubanos; es más, en marzo pasado, se unió a una campaña internacional en pro de la liberación de los presos políticos en Cuba.
La bolerista Vicky Roig, buena amiga de Guillot, dijo que habló con Guillot apenas hace una semana y que se estaba preparando para viajar a México y cantar con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Ella se hizo inconfundible por su voz ronca y gutural, sus ojos exageradamente abiertos, el uso de sus manos al cantar y su imponente presencia sobre el escenario.
Entre sus interpretaciones más famosas están
Según sus allegados, la fama fue su objetivo desde que tuvo uso de memoria y la alcanzó a través de la música. Desde los 13 años, cuando ganó junto con su hermana el segundo lugar en un concurso de canto en La Habana, el aplauso se convirtió en su droga.
En 1961 recibió el Disco de Diamante por ser la cantante cubana con más discos vendidos, en el período de 1954 a 1960.
En febrero de ese 1961, abandonó su país, dos años después de la Revolución Cubana que llevó al poder a Fidel Castro. Vivió unos meses en Venezuela antes de instalarse con su hija Olga en México, donde pasó buena parte de su vida.
En 1964,
“La gran Olga Guillot de Cuba pasará a la historia como la mujer que llevó el bolero a otro nivel. Olga creó una manera única de interpretar el bolero, sobre todo fue un gran ser humano que hasta el final defendió la libertad de su isla”, le aseguró Emilio Estefan a la AP.
Entre sus más de 50 discos de larga duración destacan
Además de cantar, Guillot participó en más de 20 películas. Durante sus últimos años, se mantuvo ocupada con una autobiografía.
A ella no le gustaba pensar en la muerte, pero al preguntársele cómo quería ser recordada dijo: “El día que yo no esté me gustará que se recuerde a Olga Guillot como una señora muy romántica, muy apasionada y que hizo sentir a mucha gente mucho amor muy bonito”.