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Regalo invaluable. Marcial Sánchez siente que el mejor regalo que la música le da es que varios artistas aprecien su música y la incluyan en alguna de sus grabaciones, sin que él sea músico profesional. Eyleen Vargas (Eyleen Vargas)
No hay soñador demasiado pequeño, ni sueño demasiado grande; esa frase inocente de una película animada, bien ilustra la experiencia de Freddy Rojas y Marcial Sánchez, dos ciudadanos de oro, con 80 años a sus espaldas, quienes, recientemente, vieron un sueño cumplido al publicar, cada uno, un disco compacto: Rojas como intérprete de la armónica y Sánchez como compositor de boleros.
El fruto de su pasión se llama Melodías inolvidables con armónica , un álbum de doce temas en los que Rojas muestra su talento y Romance al atardecer , una selección de boleros en formato instrumental, compuestos por Sánchez a lo largo de las últimas décadas.
La alegría ilumina los rostros de estos costarricenses cuando se les pregunta por sus logros musicales; no hay forma de no entender que para ellos la música es una pasión que traen en las venas, aunque la vida los llevó a dedicarse a la orfebrería y a la administración de empresas, respectivamente.
Las razones que los llevaron a dar ese paso son distintas, pero en ambos casos el motor para dar el gran paso fue el deseo de dejar un recuerdo a un ser amado.
Un recuerdo. Freddy Rojas escuchó de niño historias de un abuelo que tocaba la dulzaina, al regresar de labrar la tierra. En 1939, a sus siete años, su madre le preguntó qué le gustaría que el niño Jesús le regalara en Navidad; la respuesta fue “¡una dulzaina!”.
Con sus hermanos se inició en el negocio de la orfebrería, instalaron una joyería en la capital y fue el sustento de su familia hasta el momento de pensionarse. Sin embargo, siempre tuvo la dulzaina; luego una armónica.
Sin aprender una sola nota o leer el pentagrama, encontró la forma de tocar ese instrumento y hasta compartir su talento en actividades familiares.
“Hace un año y medio antes de dormir pasó por mi mente el recuerdo de mi abuelito, me dije ‘qué lastima no haber podido escucharlo tocar’ y me pregunté qué le voy a dejar a mis nietos”, recordó.
Fue cuando acudió al estudio Mar Music; su objetivo inicial era grabar una canción. Al final, tanto Franz Zapata , arreglista, y Mario Barahona, ingeniero de sonido, lo convencieron de grabar todo un disco para compartir su talento.
Hoy su música suena en la emisora 95.5 Jazz , tuvo oportunidad de tocar una canción para la presidenta Laura Chinchilla en una actividad oficial, y recibe el cariño y admiración de sus hijos y nietos.
“Cuando escuché Misty interpretada por mí en la radio comencé a llorar como un niño; no podía creer que mi canción sonara en la radio”, agregó.
Señor bolero. Desde sus comienzos como profesional de la administración de empresas, Marcial Sánchez estuvo vinculado a instituciones como el Instituto Nacional de Seguros y Banco Interamericano de Desarrollo.
Pero la música, y en especial los boleros, era una pasión que llevaba por dentro. A finales de la década de 1950 decidió comprar una guitarra y aprendió lo necesario de Rodrigo, El Chino Piedra .
Lo suyo era estar en su casa, tocar algún bolero conocido y disfrutar escuchando música.
“Un día venía manejando y se me metió una canción en la mente; llegué a casa, tarareé la música, la escribí y luego la letra. Así surgían las canciones, no me los proponía, sino que salían”, explicó Sánchez.
Con ese estilo compuso Si no estás aquí , Una vez más , y su predilecta Tú , que dedicó a su esposa Elisa.
Su música tuvo el visto bueno de agrupaciones como el Trío Alma de América, el Trío Hermanos Zamora y en La Orquesta de Lubín Barahona ; las tres agrupaciones grabaron en distintos momentos alguno de sus temas en long play .
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Otro sueño. El cariño de sus hijos premió a este músico autodidacta, cuando en tiempos recientes lo llevaron a escuchar tocar en vivo al músico belga Toots Thielemans, el mejor del mundo en la armónica, según Freddy Rojas. Eyleen Vargas (Eyleen Vargas)
A pesar de las grabaciones de otros artistas, el puntarenense Sánchez nunca se interesó en tener un registro de su música. Tres años atrás escribió un tema, su esposa lo disfrutaba mucho y le pedía que se lo cantara.
Para hacer dejar un recuerdo en su familia, acudió a Zapata y Barahona, ellos arreglaron y grabaron un tema. Luego dos temas más y cuando se dieron cuenta tenían material suficiente para un álbum. El resultado final fue un disco en el que el propio compositor canta; es un material que solo está en su familia. Este disco instrumental está desde hace menos de un mes a la venta.
No hay soñador demasiado pequeño, ni sueño demasiado grande; esa frase inocente de una película animada, bien ilustra la experiencia de Freddy Rojas y Marcial Sánchez, dos ciudadanos de oro, con 80 años a sus espaldas, quienes, recientemente, vieron un sueño cumplido al publicar, cada uno, un disco compacto: Rojas como intérprete de la armónica y Sánchez como compositor de boleros.