Nadie puede dudar de los dotes histriónicos de Viola Davis, una de las más grandes referentes de la actuación en el mundo. No hay papel que esta ganadora del premio Tony y Óscar no pueda realizar y, en su papel protagónico en La Mujer Rey (2022), queda más que comprobado
En la cinta, actualmente en la cartelera tica, Davis encarna Nanisca, la generala de un ejército enteramente femenino conocido como las Agojie. Este filme cuenta la historia real del Reino de los Dahomey, uno de los Estados africanos más poderosos a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Como Nanisca, Davis despliega todos sus talentos histriónicos y, en el marco del estreno del largometraje, la distribuidora Mundocine le permitió a Viva a acceder a una conversación exclusiva con la actriz estadounidense.
A continuación compartimos un extracto de dicha entrevista, centrada en las exigencias que le significó prepararse para La Mujer Rey.
—¿Qué te atrajo al papel de Nanisca?
—El papel me decía muchas cosas que personalmente me resonaban como mujer negra y en lo concerniente a la exploración de cada uno de mis aspectos: mi fuerza, mi vulnerabilidad, mi historia, mi feminidad, mis desastres. El papel me encapsulaba. Y el proyecto me atrajo porque soy alguien que va por la vida buscando autogestión. Quiero que mi identidad tenga poco que ver con la manera como el Hollywood blanco me identifica. Quiero mi propia identidad. Y este proyecto me permitía elevar también a otras mujeres negras, me permitía arrojar luz sobre su talento y sus dones, sobre una parte de nuestra historia que jamás había sido contada, que muy pocos conocían.
—¿Estabas familiarizada con las guerreras Agojie antes de este proyecto? ¿Cuáles son los rasgos con los que te identificaste en lo referente a Nanisca?
—Sabía algo de ellas, pero en realidad suponían un gran misterio. Como algo que has escuchado en la lejanía, pero que no habías investigado realmente antes de ponerte manos a la obra con la película. Lo característico aquí es la comprensión del papel desempeñado por el liderazgo. Nanisca lo sabe y con eso me identifico.
—Este papel es muy específico y muy distinto a la manera como solemos verte. ¿Qué hiciste para prepararte?
—Bueno, soy una mujer sumamente muscular, de todas formas. Entrené con pesas una hora y media diaria, cinco días a la semana, y después de cada sesión, más de dos horas de artes marciales. Eso cubrió el aspecto físico. Y te lo digo: tengo cincuenta y seis años.
Por ello, este entrenamiento con pesas fue especialmente duro; todo mundo quería que yo luciera ultra fuerte. Y más tarde aprendí a luchar cuerpo a cuerpo y a utilizar el machete porque representa el arma principal de Nanisca.
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—¿Hubo algún percance durante el proceso, o algún momento en el que las ganas de pelear desaparecieran?
—Sí, sufrí una herida, pero esto ocurrió antes de comenzar el rodaje. Me desgarré un ligamento. Pero soy muy resistente. No me molestó durante el entrenamiento. Aunque mi brazo resintió mucho los giros con el machete.
—¿Utilizaron dobles para ti?
—Sí, conté con una doble acrobática. Todo mundo utiliza uno para ciertas cosas, pero puedo decirte que el 95% lo realicé yo misma.
—¿Fue el aspecto físico lo más arduo de la filmación o lo fue la profundidad del personaje?
—En mi caso, lo físico fue lo más arduo, pero todo esto no es más que semántica. Porque el dialecto, la actuación, el rodaje en África, todo ello fue tremendo. Se trataba de uno de esos papeles en los que cada aspecto del personaje debía operar al cien por ciento. Pero, sí, por supuesto, el aspecto físico fue realmente difícultoso.
—¿De qué manera te parece que la historia de estas guerreras se correlaciona con las mujeres negras de la actualidad?
—Las mujeres negras somos la espina dorsal de nuestra sociedad. De hecho, las mujeres, en general, son la espina dorsal de cualquier comunidad, cualquier familia. Somos las que cuidan a los niños. Si estudias a las tribus de África, las mujeres son las que salen a buscar los alimentos. Somos el pegamento que preserva a la familia.
”Somos el corazón y el alma. La vulnerabilidad, esa energía tan femenina, la notamos actualmente por todos lados. Y debo decirlo, quizás a causa de toda la adversidad que hemos enfrentado como mujeres negras, realizamos el trabajo a sabiendas de que nadie nos respalda. Hemos salvado las elecciones. Hemos rescatado películas.
”Hemos salvado a nuestros niños. Hemos rescatado matrimonios y familias, y muchas veces lo hemos hecho a solas. Este es el papel que desempeñamos, y yo ruego por la llegada del día que permita que el resto de la sociedad se dé cuenta de ello. Pero si esto no ocurre, no importa mucho.