Hace poco más de un año, una familia libanesa con más de dos décadas años de vivir en el país se decidió a abrir las puertas de un restaurante que le hiciera honor a la rica cultura gastronómica: el local, Phoenicia, se ubicó en Plaza los Colegios y, desde entonces, se ha convertido en un viaje a Medio Oriente a través del paladar.
“Con 22 años viviendo aquí sé bien el sabor que el costarricense necesita. Tratamos de hacer una mezcla entre la comida libanesa con un sabor aceptable para los ticos”, explica Milad Kassem Aboudehen, uno de los dueños del restaurante.
El Yajni es un estofado preparado con manzanas y nueces. Se sirve directamente en un ánfora sobre fuego y puede ser de pollo, cordero, pescado, vegetariano o res.
El menú incluye los clásicos de la comida de esa región, como el hummus -puré de garbanzos, baba ganoush -crema de berenjenas-, el kafta de cordero o el falafel. También, es el lugar ideal para probar postres con sabores exóticos. Por ejemplo, el baklava (mil hojas en pasta de filo, relleno de nueces y almendras, con agua de rosas. ) o en knefe ( pastel de crema de leche con yema de trigo, queso y agua de rosas ).
De lunes a viernes ofrecen un menú del día donde la fusión entre la cocina libanesa con la costarricenses se hace más evidente en un “casado” con los olores y sabores particulares del sazón libanés. Un trago de café con cardamomo es el sello final de la experiencia que se vive en Costa Rica pero se siente en Beirut.
Una de las bebidas es el Shai Ward, una mezcla de frutos rojos con agua de rosas.
Una cava al estilo Beirut
Desde finales de abril, Phoenicia cuenta también con una espacio para combinar sus platos con el vino y, a la vez, poder adquirir botellas de diferentes latitudes -todas de alta gama- que no están disponibles en los supermercados nacionales. Así, la decoración y la música se complementan con una experiencia sensorial en la bebida y la comida.
La cava de vinos de Phoenicia cuentan con más 85 etiquetas provenientes de Argentina, Chile, España, Líbano, entre otros.
“Se ofrecen 80 etiquetas aproximadamente de muchos países, diferentes uvas, una variedad de blends. Hay vinos de regiones como la de Extremadura, en España”, explica Andrea Sequeira de la distribuidora Jorgran.
Entre las recomendaciones de la casa se encuentran las botellas de una una una de reserva de malbec de Las Perdices de Mendoza (Argentina) o una de Vistamar Gran Reserva, una mezcla de cabernet sauvignon y syrah. Asimismo, Phoenicia ha importado vinos libaneses que son poco conocidos para el mercado nacional pero que han ganado reputación en otras zonas del mundo.
El Makanek (izquierda) consiste en chorizos de res y cordero. Se sirve con papas y hummus -puré de pasta de garbanzos-. Fatoush (derecha) es el nombre de una ensalada al estilo libanés, que se ofrece sola o con pollo. Una opción para quienes buscan un plato liviano y bajo en calorías.