Pasaron 28 años desde el Mundial de 1990, pero las enseñanzas de aquel mítico verano italiano calaron hondo en los protagonistas de la Selección de Costa Rica y específicamente en Rónald González, técnico interino de la Tricolor, quien hoy en día pone en práctica lo que aprendió en aquel momento.
González apenas tenía 19 años en la Copa del Mundo de Italia y se podría pensar que por su juventud no vería acción o sería uno de los más dispersos en el grupo. Sin embargo, pasó todo lo contrario, fue titular, protagonista con un gol y absorbió cada detalle para aplicarlo en el resto de su carrera y más aún en la etapa como timonel.
De Bora Milutinovic, entrenador de aquel legendario grupo, aprendió que es vital tener armonía en un plantel, honestidad, hablar directo y sin tapujos a los futbolistas, así como colocar a jóvenes con experimentados en los cuartos durante las concentraciones para que se transmitan sus conocimientos. Todos estos aspectos extra cancha son pilares para Rónald y para él marcan diferencia.
“Cuando uno ha pertenecido a grupos como al que pertenecí hace 28 años (Italia 1990), pasa el tiempo y todavía se recuerda todo. A mí me gusta mucho la armonía del equipo pero decirle al jugador las cosas de frente, no mentirle. Uno se gana el respeto del jugador por su trabajo y franqueza. Lo del 90 fue combinación de todo eso, y lo intentamos poner en práctica todavía”, manifestó el estratega de la Sele.
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De cara a la gira que realizará la Nacional por Asia para medirse con Corea, el 7 de setiembre, y ante Japón, el 11 de setiembre, el técnico puso la primera piedra para el cambio generacional que se busca. Convocó a 11 mundialistas de Rusia 2018 y 12 caras nuevas; entre ellos, 14 tienen 26 años o menos, para un promedio de edad de 25,5, mientras que en el Mundial fue de 29,4.
Ante esto, ya distribuyó las habitaciones, colocando a los futbolistas de más rodaje con los más novatos. Por ejemplo: Daniel Colindres (33), el más veterano de los citados, estará con Jonathan Martínez (20), el novato del equipo. El objetivo no es solo compartir, sino que no se hagan grupos.
“Cuando uno llega a un equipo siempre quiere sentirse acuerpado y no quiero que se haga un grupo de un lado y otro de otro y eso empieza desde los cuartos. Busco que compartan anécdotas sobre cómo entrenan, el ritmo del torneo donde juegan y lo que hicieron después del partido… eso nutre a un jugador en edades tempranas.
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”Cuando llegué a la Selección de Italia 90, mi primer compañero de cuarto fue Gabelo Conejo, luego Claudio Jara y después Miguel Segura. Me hubiera gustado estar con Hernán Medford, Giovanni Jara o José Jaikel (los más jóvenes), pero el técnico lo decidió y me nutrí mucho. Ahora necesito que Daniel le transmita toda la experiencia a Jonathan. Igual, Ian Smith con Cristian Gamboa, Allan Cruz con David Guzmán y Bryan Oviedo con Luis José Hernández. Acá hay muchachos que ni siquiera se conocen”, señaló González.
Rónald tiene claro que su rol en la Selección es únicamente de interino en esta etapa, sin embargo, pretende calar hondo en los nuevos convocados con las bases que aprendió en Italia 1990 y que ahora todavía aplica.