Hace 41 años Phil Jackson tenía el mismo bigote, pero lucia pantaloncillos y usaba los colores naranja y azul, presentes en la bandera de Nueva York y en el uniforme de los Knicks. Su inconmensurable hambre de triunfo alimentaba a aquel conjunto que conquistó el último campeonato de una franquicia que hace mucho perdió el rumbo.
Cuatro décadas sin títulos es una eternidad –y más– en una ciudad donde el deporte es religión.
¿Qué hacer? Los Knicks se buscaron a un campeón, el más campeón de todos, para que les enderece el rumbo y construya un conjunto capaz de llenar de gloria el emblemático Madison Square Garden.
ESPN habla de un contrato de $60 millones y cinco años para que Phil repare a una de las franquicias más ricas de la liga. Mientras que la organización anunció que hoy, en la mañana, hará un anuncio importante, se espera que sea para confirmar los rumores.
El Maestro Zen tiene más anillos de campeonato de la NBA (13) de los que puede colocarse en las manos. Como entrenador edificó dos de los mejores equipos que han dominado la duela, hablamos de esos Bulls del Rey Michael Jordan y esos Lakers de Kobe Bryant y Shaq.
No hay duda de que él sabe que es lo que se ocupa para reinar sobre todos y todo en el planeta básquet.
Inicia la redención. Apenas se filtraron los rumores de que Jackson tomaría las tiendas de los Knicks, los aires de cambio soplaron en la Gran Manzana. De repente el equipo esta enrachado con seis victorias al hilo, revivieron las opciones de ir a los play-off, Carmelo Anthony habla de humildad y grandes jugadores han volteado su mirada hacia la Estatua de la Libertad.
Melo, quien tiene la opción para ser libre al final de la temporada, ya se puso a las órdenes del Señor de los Anillos: “Yo puedo cambiar (...). Estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para ganar”. Y fue enfático en que el arribo de Jackson es un gran paso en esa dirección.
¿LeBron James a Nueva York? ¿Otro Big Three ? Todo es posible bajo el místico manto de Phil.
Sin embargo, no será fácil. Los Knicks están donde están por una razón y es la forma en la que el dueño, James Dolan, se entromete en las decisiones deportivas. El principal enemigo de Jackson estará en casa y eso él lo sabe.
Pero algo tuvieron que haberle prometido. Después de todo, dejó de lado a unos desesperados Lakers para irse con Nueva York.