En boca cerrada no entra mosca. ¡Vaya razón tenía mi abuela!
Vladimir Quesada, técnico del Deportivo Saprissa, abrió una puerta peligrosa: justificar su derrota en el primer clásico de la temporada por un error arbitral al no sancionar una mano del lateral manudo, Ian Lawrence, cuando al reloj le faltaba poco para marcar el minuto 90 de juego.
Quizás el orgullo llevó al timonel a dejar de lado los errores que cometió su equipo, los aciertos del rival y que en el mano a mano con el técnico Andrés Carevic, al argentino-mexicano le fue mucho mejor.
Para Vladimir Quesada, la derrota del pasado 3 de setiembre, en la que también perdió el liderato del torneo, se resume en un mal día del árbitro William Mattus, quien ya suma tres fechas en el congelador y no aparece en las designaciones.
Una declaración simplista y conveniente. Como acomodado resultó ser omitir las acciones que le favorecieron al derrotar al Municipal Liberia y empatar en su visita al Municipal Pérez Zeledón.Sin olvidar que Javon East anotó en fuera de juego ante San Carlos por el Torneo de Copa. No se refirió al error ante los pamperos porque “la prensa no se lo preguntó”, dijo. Y ante los Guerreros, aceptó que hubo una mano en el área del defensor Douglas Sequeira pero que primero hubo un empujón de un rival sobre el joven defensa. Conveniente omisión, conveniente justificación.
Señalar a los árbitros por sus errores no es el problema; al final, eso pasa y pasará siempre en el fútbol.
El inconveniente es utilizar un fallo arbitral como justificación y, cuando se ve favorecido, callar porque no se lo preguntaron.
Al torneo le faltan al menos 12 fechas de la fase regular, más las series finales.
Tendremos errores arbitrales siempre; veremos si Vladimir Quesada se toma su tiempo para admitir en público que un error arbitral les empujó para conseguir un resultado positivo.