Alajuela. Alajuelense empeñó su clasificación a las semifinales tras la derrota de ayer en su propia casa ante Carmelita, con marcador de 0-1.
Los rojinegros descendieron a la quinta posición, en una tabla de posiciones que ya no les permite cometer otro error.
El número mágico, según las cuentas del técnico Óscar Ramírez, es llegar a 37 puntos, de hecho, es el puntaje máximo que pueden alcanzar, siempre que derroten a sus últimos oponentes: Limón, Herediano y AS Puma.
Incluso, Pérez Zeledón podrían alcanzar esa cifra de unidades, pero la ventaja la tienen los manudos, pues registrar un promedio de gol a favor de +9, mientras que los sureños tienen +1.
Los erizos ayer fueron amplios dominadores. Los carmelos le apostaron a un bloque defensivo, una salida rápida y una acción de táctica fija, que al final le terminó dando resultado.
Los rojinegros tomaron riesgos la hora de ir al ataque; solo tres hombres cuidaban de la parte baja, aunque tampoco hubo mucho que cuidar: los verdolagas le apostaron al pivote del corpulento Johnny Woodly para lanzarle balones a Starling Matarrita y José Adrián Marrero.
Esa fórmula, no obstante, inquieto muy poco a los locales.
En la Liga no hay sorpresas; la ruta está marcada. Los costados son los fuertes, pero como se repite partido tras partido, los adversarios lo han controlado.
El Carmelita, con su línea de cuatro hombres, redujo espacios y maniató a la ofensiva liguista. Una línea que echó de menos el buen momento del atacante Jonathan McDonald, rompedor por naturaleza que tiene el gol de su lado en este Verano.
Alajuelense lo intentó, machacó. Inició con Armando Alonso en punta con el apoyo de Álvaro Sánchez; en los carriles abiertos Diego Calvo y Johan Venegas que por momentos intercambió. Un Pablo Gabas irreverente, pero con falta de puntería, lo intentó de media distancia y de cabeza.
La suerte tampoco le sonríe a los manudos; buenos centros, pero cierres tardíos.
En el Morera Soto hay males que no encuentran cura. La defensa. Una zona que se apoya demasiado en la confianza y que encontró en Patrick Pemberton el salvavidas para otra culpa.
Un balón a la espalda de Porfirio López cayó en piernas de Matarrita, quien disparó de inmediato y Pemberton tapó con buenos reflejos.
Al 63’ llegó el pecado.
Un tiro libre, un balón que extiende Marrero, Matarrita lo devolvió al corazón del área chica para que el defensor Bryan Orue, quien venía de una clara posición prohibida, fusiló a quemarropa del meta erizo. Su cabezazo se transformó en el gol.
La polémica se hizo presente, pues al filo del 90’ el arquero Luis Carlos Zamora se olvidó del balón y fue directo al rostro de Venegas. El saldo: una posible fractura nasal que lo podría dejar fuera del resto del Verano.
Además, la derrota de ayer movió los cimientos de una relación de ensueño entre la grada y el equipo. Los reclamos airados se hicieron presentes. Alajuelense compromete su futuro.