Un suministro adicional de armas y dinero de Estados Unidos va camino a Ucrania. La provisión o no de ayuda militar adicional fue materia de debate durante muchos meses en el Congreso. Finalmente, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, miró fijamente a los elementos más de derecha de su partido y sometió la cuestión a votación.
La propuesta fue aprobada por 311 contra 112, gracias al respaldo de los demócratas. Si bien el mismo paquete también habilita ayuda de seguridad para Israel y Taiwán, los casi 61.000 millones de dólares para Ucrania son el componente principal y marcarán la mayor diferencia a corto plazo.
El nuevo paquete de ayuda le servirá a Ucrania para pagar las municiones de defensa aérea Patriot, los proyectiles de artillería, los drones, los armamentos antidrones y los misiles que se pueden disparar desde aviones de combate. Se trata de la primera inyección de efectivo que el Congreso ha autorizado desde diciembre del 2022, y es el paquete de ayuda más cuantioso que Kiev ha recibido desde el estallido de la guerra.
Estados Unidos también ha venido ayudando de otras maneras. Inclusive antes de que fuera aprobado el último paquete de ayuda, el Pentágono había enviado sigilosamente un nuevo sistema de misiles de largo alcance a Ucrania, cuyas tropas inmediatamente lo usaron contra un aeródromo ruso en Crimea y tropas rusas en la región de Dombás.
Activos rusos congelados
Sin embargo, hay algo de lo que no se habla tanto: una característica del nuevo paquete que ayuda a Ucrania y perjudica a Rusia financieramente. Al amparo de la Ley para la Reconstrucción de la Prosperidad Económica y Oportunidades para los Ucranianos, la administración Biden está autorizada a incautar activos estatales rusos congelados en Estados Unidos, y usarlos para ayudar a Ucrania.
Antes de hacerlo, el presidente norteamericano, Joe Biden, quiere estar seguro de que los aliados europeos y del G7 de Estados Unidos estén de acuerdo con el plan. Si concuerdan, la medida le reportaría otros 5.000 millones de dólares a Ucrania, y los fondos provendrían directamente de activos del banco central ruso.
La Unión Europea, por su parte, ya está reservando ganancias inesperadas, generadas por los activos del banco central ruso congelados en Europa; estos activos representan otros 3.000 millones de euros (este primer monto ya fue autorizado) para Ucrania al año.
Ucrania necesitaba esta ayuda. Dieciséis meses de inacción parlamentaria han dejado a sus fuerzas exhaustas sin la artillería y las municiones de defensa aérea necesarias para frenar los recientes avances de Rusia en la frontera, así como sus ataques con drones y misiles a ciudades e infraestructura crítica de Ucrania.
Esta deficiencia permitió a las fuerzas rusas apoderarse de más de 350 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano en los últimos cuatro meses, incluida la ciudad de Avdivka, de sumo valor estratégico, en febrero.
Los temores de que Rusia estuviera preparando una avanzada importante de verano para quedarse con más territorio ucraniano alimentó el fantasma —en Kiev y en Washington— de que un gran avance pudiera dejar a Ucrania al borde de la derrota militar a finales de este año. El respaldo material estadounidense de hoy hace que eso resulte mucho menos probable.
Si Ucrania puede construir nuevas fortificaciones a lo largo de la frontera y asegurar los sistemas de defensa aérea que necesita para proteger sus ciudades y su infraestructura energética (a pesar de una escasez de estos suministros originada por la guerra en Oriente Próximo), está en condiciones de estabilizar sus posiciones defensivas hasta el 2025.
Escasez de soldados
Pero si bien la apuesta de Estados Unidos de cerrar la brecha de municiones entre Ucrania y Rusia puede restituir el estancamiento en el terreno establecido a finales del año pasado, no volverá a poner a Ucrania a la ofensiva. Eso se debe a que Ucrania tiene otro problema en el campo de batalla, y es poco lo que sus aliados pueden hacer para resolverlo: escasez de soldados.
Bajo una nueva ley que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, firmó a regañadientes a comienzos de este año, la edad de movilización militar bajó de 27 a 25 años, se redujo la cantidad de exenciones de servicio y ahora se les puede ordenar a los soldados que sirvan durante períodos más largos. Todo esto será de ayuda si se puede entrenar de manera eficiente a las nuevas tropas y si se pueden enviar con celeridad. Pero esa ley, en sí misma, no cambiará el juego a favor de Ucrania.
Por otra parte, este quizá sea el último paquete que Ucrania puede esperar de Estados Unidos hasta después de la elección presidencial de noviembre. Si gana Donald Trump, los ucranianos podrían encontrarse privados por completo de cualquier ayuda futura. Y aun si gana Biden, la voluntad del pueblo norteamericano de proporcionar futuros paquetes de ayuda de 61.000 millones de dólares será limitada. Rusia, por su parte, tiene muchos más hombres jóvenes que puede enviar a la picadora de carne del campo de batalla.
El paquete de ayuda de Estados Unidos, por ende, representa un salvavidas capaz de mantener a los ucranianos en combate hasta finales de 2024. Esto les dará a los amigos de Ucrania en Europa más tiempo para producir y entregar más armamentos y municiones y, a Zelenski, una mano más fuerte en las futuras negociaciones para poner fin a la guerra.
Pero es poco probable que le sirva a Ucrania para evitar una eventual partición, que terminaría cediéndole a Rusia alguna tierra tomada ilegalmente a cambio del futuro europeo que todavía anhela la mayoría de los ucranianos. Después de más de dos años de guerra brutal, esta es la dolorosa realidad que enfrenta Ucrania.
Ian Bremmer, fundador y presidente de Eurasia Group y de GZERO Media, es miembro del Comité Ejecutivo del Órgano Asesor de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Inteligencia Artificial.
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