Columnistas

Página quince: Hay que ordenar prioridades en educación pública

Niños de escuelitas rurales reciben clases debajo de un árbol y la Sala IV acaba de anular un plus equivalente a ¢4.300 millones anuales pagado en la UCR durante muchos años.

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Por mandato del artículo 78 de la Constitución Política, el Estado dedica el equivalente a un 8 % del producto interno bruto al financiamiento de la educación pública. A pesar de ello, los logros —por ejemplo, en las prueba PISA (siglas en inglés de Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes)— todavía no se ven. El orden de importancia de las erogaciones debería ser educación básica, media y, por último, la universitaria. Pero este no se refleja en el financiamiento por alumno que recibe uno y otro nivel educativo. Quienes estudian en escuelitas de educación primaria pública, en particular de zonas alejadas de la capital, suelen pasar penurias, como de tiempo en tiempo nos informa la prensa.








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