Grito de auxilio por la CCSS

El gasto exponencial en la CCSS es preocupante. La Junta Directiva toma decisiones temerarias en momentos en que las finanzas no andan bien

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En la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) se hace necesario refrescar misión y mandos, y también la memoria, porque una cadena de acciones evidencia que la mira de sus administradores está enfocada en aumentar el gasto sin mayor contención, pese a los grises pronósticos financieros.

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La Junta Directiva —conformada por tres representantes del gobierno, tres de patronos y tres de trabajadores— es la responsable de algunas decisiones temerarias contra criterios técnicos, a sabiendas de que ponen en riesgo la estabilidad financiera. Su ejemplo alcanza a estructuras de mando que normalizan, igual que sus superiores, el derroche de los aportes de los cotizantes.

El problema de una Directiva atada a intereses políticos y sindicales tiene graves consecuencias, porque las nueve personas son las que aprueban subir el presupuesto y las que ordenan en qué se invierte cada colón, al punto que el gasto anual es de ¢5,7 billones, lo que gasta todo el Gobierno Central excluyendo intereses.

Por ese costo tan alto en las operaciones de la CCSS, es que la seguridad social deja al descubierto a 662.000 trabajadores que no pueden pagar las altas cuotas. María José Durán, vendedora del centro de San José, lo resumió así: “Si pago el seguro de salud, no como”.

Si ella pagara, las pifias devorarían su cuota. Va el recuento. Pérdidas millonarias en compras irregulares de mascarillas durante la pandemia, institucionalización de Ebáis que todos los directores sabían que iban a resultar miles de millones más caros, creación de un call center con planilla más onerosa, compra de un edificio de $4,5 millones que no se pudo usar y errores de $9,5 millones en el nuevo hospital de Puntarenas.

A eso se suma el alza salarial para los 63.000 empleados, que no solo costará ¢10.000 millones al año, sino también ¢29.000 millones más porque los bonachones de la Directiva, con tal de ganar fans, lo dieron retroactivo al 2020. ¡Ni se diga de viajes de gerentes con auto, chofer, viáticos y horas extras porque “el reglamento lo permite”! Por eso, como dijo el presidente, Rodrigo Chaves, la Caja “está quebrada”. Hay que llover sobre mojado. Todo se ha dicho. Hay que recordarlo: los enemigos de la CCSS no están afuera.

amayorga@nacion.com

El autor es jefe de Redacción de “La Nación”