Columnistas

Eros y poesía

La bienaventuranza doméstica no genera poesía, a lo sumo, frases de almanaque. Lo que el poeta ama es el lenguaje: verbaliza el erotismo, erotiza el verbo.

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La poesía no es la universal historia del “te quiero-me quieres” (sobre todo el primero, proferido en todas las tonalidades, colores, texturas y ritmos imaginables). Lo que el poeta ama es el lenguaje: verbaliza el erotismo, erotiza el verbo. Tal es el primero y el último de sus amores. Lo destruye y lo reconstruye una y otra vez. Como Dionisio, tiene que demoler para reinventar. No es destrucción gratuita. Es constante generación de formas, replanteamiento de la relación entre el ser humano y la palabra, entre el significado y el significante.








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