Todos tenemos uno. Esa excompañera del colegio que luego vemos convertido en todo un maratonista gracias a las fotos de la carrera del domingo que, cada lunes, saturan el newsfeed de Facebook. También, ese compañero del trabajo que muestra sus bíceps o esos six pack con los que uno quiere, repentinamente, aprender a jugar ajedrez. Tampoco falta la que enseña cómo logra pararse de manos gracias a las asanas de yoga o el que predica la conversión de grasa en músculo desde los evangelios del CrossFit.