El obispo de Ciudad Quesada, monseñor José Manuel Garita, lanzó un llamado este jueves al diálogo constructivo ante las escenas de crispación social, como las llamó, que han explotado en los últimos días debido a los efectos económicos de la pandemia.
En su habitual mensaje, en el espacio Fermento, monseñor Garita describe el ambiente poblado de descalificaciones e insultos por parte de sectores que han convocado a la agresividad: “Contribuyamos todos a la mejora del clima social y a trabajar para que todos podamos salir adelante, especialmente, los más necesitados”.
“Si bien la desigualdad imperante en nuestra sociedad es un factor presente en nuestra realidad, al tiempo que se manifiesta la disconformidad en algunos sectores, que sienten que se les ha tratado injustamente, son parte del reflejo de un ausente rumbo político que integre un proyecto país en aras del bien común.
“No podemos permitir que las cosas se resuelvan por vías que no son las democráticas, o que se sustituya el diálogo por la confrontación desmedida o violenta. Que la única confrontación sea la de las ideas en función de definir lo mejor para quienes habitamos en esta nación”, sostiene Garita.
La emergencia nacional por covid-19, declarada en Costa Rica desde el 8 de marzo, dos días después de la aparición del primer caso aquí, ha generado un impacto económico que, a la vuelta de cuatro meses, lanzó a la calle a comerciantes molestos por las medidas de restricción sanitaria para contener el avance de la enfermedad.
Las manifestaciones se han hecho frente a Casa Presidencial, en vías de muchos cantones, y hasta en el condominio donde reside el presidente Carlos Alvarado, en Santa Ana, San José.
“Mi llamado para que nos comprometamos a fortalecer el Estado social de derecho, para que luchemos por fortalecer lo que ha hecho grande a nuestro país, por fortalecer su institucionalidad, por cuidar de todos sin perjudicar a unos o a otros.
“Insto a todos los sectores para que se comprometan a una sociedad que integre la justicia, la equidad, de aquellos que se han quedado atrás, de los más pobres, de los desempleados, que en medio de la pandemia han visto recrudecer dramáticamente su situación”, agregó monseñor Garita.
El obispo instó a las autoridades a procurar medidas justas.
“En medio de esta crisis sanitaria, ponderar la salud ha sido crucial. No obstante, la ansiada reactivación económica, que ya esperábamos antes de la pandemia, las respuestas al desempleo y a la pobreza, requieren hoy más que nunca, de esa misma visión de solidaridad, justicia y paz social con la que Costa Rica ha hecho frente a grandes crisis en su historia”, dijo.
Recientemente, el obispo de Tilarán, Manuel Eugenio Salazar, lanzó un fuerte mensaje a quienes no respetan las medidas de distanciamiento social, con un rotundo: ‘Si usted quiere morirse, muérase, pero usted no tiene derecho a matar a los demás'.
Salazar afirmó que no usar mascarilla, irrespetar el distanciamiento social y romper las burbujas son comportamientos que atentan contra las vidas de los demás.
”Si usted anda por la calle sin las medidas sanitarias, es como andar con una pistola disparando a personas, asesinando personas. Usemos la razón, el sentido común, el respeto a la vida humana”, afirmó el obispo tilaranense.
La Iglesia misma ha sufrido las consecuencias, pues desde marzo cerró los templos, cuyas puertas se han abierto en pocos cantones, debido a la alerta naranja impuesta para la mayor parte del país.