El periodista Diego Bosque González, redactor de La Nación, fue galardonado este jueves con el Premio Nacional al Periodismo Pío Víquez 2021. El reconocimiento se dio por una serie de reportajes que evidenciaron un inadecuado manejo así como la sustracción del poderoso estupefaciente fentanilo en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
El premio Pío Víquez se otorga al mejor trabajo periodístico del año, en este caso, una serie que se publicó en diferentes fechas del 2021. El primer trabajo, publicado en abril, daba cuenta del uso irregular en distintos hospitales. Días antes, se había reportado una donación por parte del Gobierno salvadoreño para atender la demanda de esta droga, pues, según se dijo en aquel momento, era cada vez más requerida en centros médicos.
El medicamento tiene como fin la sedación de los pacientes que requieren soporte ventilatorio agudo invasivo con ventilación mecánica, dentro de los cuales se incluyen los enfermos graves de covid-19 que presentan compromiso respiratorio por períodos prolongados. La sustancia es altamente adictiva y hasta 50 veces más poderosa que la morfina. La adicción y el tráfico identificado en otros países, como Estados Unidos.
“Son medicamentos obtenidos con fondos públicos, con las cuotas obrero-patronales que financian la Caja, y que al final de cuentas no se estaban usando en el objetivo original. No eran para la atención de pacientes, pues algunos funcionarios los estaban utilizando para consumo propio, por adicciones, o para sacarlo hacia alguien más. Había poco control.
“Había problemas de adicciones en la Caja, con una droga muy poderosa y eso estaba impactando los servicios. En el Hospital Calderón Guardia se logró documentar que se simularon 21 cirugías, nunca se realizaron, pero se anotaron en los expedientes de los pacientes para justificar su sustracción (de fentanilo)”, recordó.
De esta forma las revelaciones de los trabajos periodísticos encendieron una alerta, sobre un tema del que nada se había dicho, lo que fue resaltado por el jurado, que integraron Óscar Ureña García, de la Dirección de Cultura; Alexandra Ivanova, de Asociaciones Culturales, y Alejandro Vargas Johansson, de la Universidad de Costa Rica (UCR).
“El trabajo realizado por el periodista destaca, antes que todo por su impacto y relevancia, lo mismo que el abordaje, el enfoque y el seguimiento que se da a un serio problema que enfrenta el sistema de Salud y que es de interés público”, cita el acta.
En sus investigaciones, el periodista encontró casos documentados de denuncias de anestesiólogos sobre profesionales de enfermería que se robaban el fentanilo y que dieron como resultado procedimientos administrativos y sanciones.
“Ese ‘no quedarse con la paja tras la oreja’ hizo del trabajo del señor Bosque una investigación que movió a tomar medidas a las direcciones de varios hospitales públicos en torno al manejo y entrega de medicamentos que incluso pueden generar dependencia de consumo entre el mismo personal hospitalario o venderse en un mercado ilegal externo al centro médico. En una coyuntura en que los funcionarios de la salud pública costarricense han sido tan relevantes, tan necesarios y tan queridos en la vida del costarricense, el señor Bosque cuenta que unos pocos mantienen prácticas que riñen con la ética y el manejo de los recursos públicos”, añadieron los jueces.
En mayo, la CCSS puso restricciones en el uso de fentanilo en hospitales. Se les dijo a los profesionales que no podrían utilizar más de tres ampollas de fentanilo para una operación ambulatoria ni más allá de 15 para las más complejas, como una cirugía de tórax o un trasplante.
Retos por llevar la noticia
Estos reportajes, según el periodista, lo hicieron vivir algo que nunca había pensado en sus 11 años de ejercicio profesional: que no lo dejaran obtener una copia de un expediente. Como parte de su trabajo, Bosque ha revisado constantemente expedientes de diferentes instituciones públicas, los ha analizado y ha obtenido copias.
“Es información de carácter público”, resumió el comunicador.
Sin embargo, para una de ellas, en el Hospital Calderón Guardia, se sacó cita para revisar un expediente de un funcionario que había sustraído fentanilo del centro médico. Sí pudo revisarse, el problema vino cuando se solicitó una copia.
“La abogada a cargo de la oficina que custodiaba los expedientes nos dijo que no y que se lo teníamos que devolver de manera inmediata. Nosotros teníamos permiso de revisarlo hasta las 4 p. m. inclusive y ella lo demandaba de forma inmediata”, recordó.
“Como yo me negué a dárselo de forma inmediata, porque todavía tenía tiempo, y se le tomaron fotos al expediente con el teléfono celular, ella llamó a oficiales de seguridad para que me sacaran del hospital. Nunca en 11 años de carrera alguien había llamado a Seguridad para que me sacaran”, añadió.
Al tiempo, sí se le dio acceso a la información solicitada. Sin embargo, para ello se tuvo que enviar un oficio donde se aportaban todas las razones legales que lo respaldaban.
“Esto revela el reto que tenemos los periodistas de publicar cosas que alguien quiere que no se sepan. Eso es amedrentar a la prensa y luego querer mantener debajo de la mesa algo que evidentemente es una vergüenza para la CCSS: que sus propios funcionarios roben medicamentos que son comprados con fondos públicos”, subrayó.
“Uno en el camino se lleva colerones, se tiene que pelear por el acceso a la información. El reto nuestro es conseguirla, porque el público necesita conocerla”, concluyó.
Mención para reportaje de ‘Telenoticias’
La mención honorífica honró el periodismo con rostro humano. El jurado reconoció al periodista Álvaro Sánchez y al camarógrafo Érick Mena, de Telenoticias, por reportajes que recogieron las historias que viven los migrantes que buscan cruzar el llamado Tapón del Darién, en Panamá.
“Sus reportajes televisivos se destacan por su técnica periodística y el enfoque al factor humano, que revela los nuevos aspectos del problema existente que surgieron a raíz de la pandemia. (...) La cercanía a las historias de vida de los seres humanos que sufren la problemática, en este caso, nos conmueven el corazón por el drama que hay detrás, pero por otro lado, nos mantienen viva la esperanza de que la gente a pesar de todo el riesgo, lo que busca es trabajo y una vida digna para enviar dinero a quienes no pudieron hacer lo mismo y quedaron en sus países de origen”, destacó el acta.
Para los jueces, esta labor recuerda las prácticas de reporteo internacional que eran frecuentes en los medios de comunicación tradicionales, las cuales implican gastos importantes para las empresas en favor de la calidad de las historias que reciben sus audiencias.
“Los comunicadores conversaron con migrantes, organizaciones que trabajan en su defensa y policías, es decir, tres caras de una misma realidad”, destacaron.
La decisión, por supuesto, llenó de satisfacción a Sánchez, quien contó que nunca había propuesto sus trabajos para algún concurso y fue su compañera de labores Susanna Peña quien postuló el reportaje, que recupera sentimientos muy humanos, de mucho sufrimiento.
“Todo esto nace porque antes habíamos estado dos o tres semanas en la frontera sur de nuestro país. Ahí nos comienzan a contar las historias que pasan estas personas antes, en la selva del Darién, como violan a las mujeres, como muchos niños llegan sin sus padres, como todos ellos pasan estas penurias para buscar una mejor vida y quisimos ir a rescatar estas historias”, compartió el periodista televisivo.
Servir a la población
Según expresó Diego Bosque sobre estos premios, aunque confiaba en que su trabajo era bueno y estaba a la altura del reconocimiento, no esperaba el galardón, entre otras razones porque sabía que la existencia de otras muy buenas propuestas de otros medios. Uno de ellos, precisamente, el de Álvaro Sánchez y el camarógrafo Érick Mena, que recibió la mención honorífica.
Bosque recibió la noticias mientras se encontraba en la redacción de La Nación, en Llorente de Tibás, trabajando en otro proyecto especial. Una colega le pasó a su teléfono un mensaje que en principio no entendió, hasta que, segundos después, Jessica Rojas, encargada de la cobertura de los premios, quien también estaba en el edificio, comenzó a gritar la noticia.
“Fue una emoción muy grande, también extraña, porque los periodistas de prensa escrita vivimos en el anonimato, y he recibido muchos mensajes de fuentes, de amigos, de colegas. Es un poco extraño para uno, pero estoy muy feliz”, recordó.
Para él, el periodismo es, ante todo, servicio a la comunidad: “Damos a conocer hechos que merecen ser sabidos por la sociedad. Estoy convencido de que hacemos un servicio público y en el ejercicio de ese servicio público los criterios que deben demandar es sacar a la luz cosas que las personas deben saber”.
Este no es el primer galardón para Bosque. En 2020 obtuvo la mención honorífica del mismo premio Pío Víquez. También fue declarado como el redactor del año del periódico La Nación del 2020.
Ambos reconocimientos se dieron por publicaciones que develaron presuntas anomalías en compras de mascarillas y otros bienes por parte de la Caja, durante la pandemia. Sus hallazgos dieron origen a procedimientos administrativos, causas judiciales y una investigación en la Asamblea Legislativa.