¿Qué pasa después de que una edificación es declarada como patrimonio histórico y arquitectónico? Para Diego Meléndez, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC), hay muchos mitos al respecto.
El arquitecto recordó que una declaratoria es un reconocimiento oficial del valor de una estructura, el cual implica una serie de obligaciones para el propietario, que muchas veces son malinterpretadas.
“¿Y qué conlleva esto? Unas responsabilidades para el propietario. Cuidarla, darle mantenimiento, protegerla. Y, una obligación también: no destruirla, no demolerla, no hacerle transformaciones que le quiten su originalidad”, recalcó el arquitecto Meléndez.
“Una declaratoria lo que hace es evitar que se echen a perder todas esas obras tan valiosas”, subrayó.
Esta situación pone a muchas personas a dudar sobre si vale la pena o no ostentar esta declaratoria.
“Obviamente, no se pueden hacer ocurrencias de demoler o de quitar elementos originales de un inmueble o de quitar un piso de mármol para ponerle cerámica. Y ahí es donde hay cierta oposición porque, ellos quisieran, a veces, poder hacerlo.
“Ahí es donde no les hace mucha gracia porque hemos visto casos de iglesias de gran valor que básicamente pierden todo el valor por malas intervenciones”.
Cambios que se pueden
Meléndez destaca que parte de la preservación y conservación de un edificio consiste en hacerle reforzamientos, reconstrucciones y arreglos de diversa magnitud.
“Viera cómo oye uno ‘es que apenas la declaran patrimonio no se puede poner pero ni un clavo’. Usan mucho esa metáfora. Por supuesto que se puede poner un clavo si ese clavo va ayudar a que la iglesia no se caiga, a que se conserve”, explicó el arquitecto.
“¿Qué no se pueden hacer cambios? Sí se pueden hacer cambios. Se pueden hacer cambios que sean respetuosos con el tejido histórico, que sean reversibles. Si la canoa está deteriorada, se cambia la canoa. Si el techo está deteriorado, se cambia el techo. Todo lo que sean mejoras necesarias para la conservación del inmueble”, prosiguió.
El funcionario insistió en que se podrán hacer todo lo que sean mejoras de mantenimiento con autorización y asesoría del Centro de Patrimonio, que además es gratuita para los propietarios del bien.
Esa labor, dijo, es particulamente necesaria donde hay problemas estructurales que puedan poner en riesgo la integridad de las personas.
“El patrimonio es importantísimo, pero lo es más la vida humana. Por proteger un patrimonio no vamos a poner en riesgo la vida humana. Cualquier intervención que haya que hacerle a un inmueble, tanto para garantizar la integridad del usuario o para garantizar que el usuario tenga accesibilidad, es muy importante”, explicó.
Las mejoras también pueden hacerse para incorporar nuevos usos.
“Hace 100 años las necesidades eran diferentes, había cosas que no se usaban y que hoy se usan y si un elemento, por decir, una pantalla informativa hay que colocarla, por supuesto que se coloca, se coloca de cierta manera que el día de mañana se pueda quitar y no haya causado un daño histórico”, subrayó Meléndez.
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Otro de los mitos, dijo, es que pedir permisos es muy complicado y se dura mucho tiempo.
No obstante, aseguró, por ley ellos deben responder en 10 días.
“Además, si nos involucran desde el principio, nosotros le podemos dar un servicio completo de colaboración donde el permiso se hace innecesario y las mejoras se hacen de una forma respetuosa que garantice la conservación del inmueble”, agregó.
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Para Meléndez, la falta de información y de guía hace que, en muchos casos, se pierdan oportunidades valiosas de declaratoria de patrimonio.
Recalcó, particularmente, la necesidad de concientizarlos de que una declaratoria no implica la pérdida de un inmueble.