
Wilbert Edwards Hamm nació en el centro de Limón y durante su niñez se enamoró de los cientos de barcos que llegaban a la costa del Caribe. Cuando terminó el colegio pensó en alguna opción que lo acercara al mar y encontró lo que buscaba en la nueva carrera de Marina Civil de la Universidad de Costa Rica (UCR). Hoy, a sus 28 años, es uno de los primeros graduados del área, junto con su compañero y amigo Cyngeor Brown Kerr.
El joven limonense contó a La Nación que estuvo 17 meses continuos en aguas nacionales e internacionales durante su práctica profesional, donde pudo aprender varias habilidades que no se obtienen en un aula. Entre ellas el trabajo en equipo para evitar un accidente, mantener mucha comunicación para las maniobras en el mar y la puesta en práctica de los instrumentos de navegación y equipos que estudiaron en clases.
“Yo vivo aquí cerca del hospital que está cerca del mar, entonces yo crecí viendo barcos que llegaban a Limón y desde pequeño me interesé en ellos. Cuando tuve la oportunidad de estudiar esta carrera me fui de lleno, porque siempre me ha impresionado cómo una estructura tan grande puede funcionar así en al agua.
“Los equipos ya los habíamos usado en un simulador, donde se pueden cometer errores y no hay problema, pero ya en la vida real uno se da cuenta que hay que utilizarlos con mucho cuidado porque cualquier error puede generar daños y pérdidas económicas para el barco y el puerto, así como contaminación al mar”, dijo.
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Edwards y Brown son los primeros dos alumnos de la UCR en recibir los títulos como licenciados con énfasis en ingeniería náutica y transporte marítimo. Después de completar su ciclo académico, ambos tuvieron que realizar bastantes horas de práctica en varias embarcaciones en territorio tico y extranjero.
Por ejemplo, Edwards estuvo nueve meses en un barco y seis meses en remolcadores que navegaron por Estados Unidos, aguas europeas y varias islas del Caribe, así como dos meses en Puntarenas. Él cuenta que asistió a los oficiales “en todo lo relacionado con la seguridad del barco para llevar la mercancía de manera segura utilizando todos los dispositivos disponibles a bordo”, y que trabajó en cubierta con los marinos.
Destacó que fue complicado estar tan lejos de su familia y tener que convivir y adaptarse a costumbres y comidas diferentes a las usuales, así como a condiciones climatológicas que nunca había experimentado, principalmente las tormentas, que no se sienten nada parecidas a estar en tierra.
“También la llegada de la pandemia covid-19 llegó a causarme gran angustia al estar lejos de mis seres queridos y tener que cuidarme bastante de todos los que me rodeaban para evitar el contagio y también evitar contagiar a otros”, agregó el vecino de barrio Roosevelt de Limón.
Sin embargo, rescató que el aprendizaje valió la pena y en este momento lo pone en práctica en su trabajo en logística de carga y descarga de barcos. “Es todo lo relacionado desde que el barco llega hasta que se va del puerto, que la mercadería sea descargada y le llegue en condiciones adecuadas a los dueños.”
Por su parte, Brown pudo hacer su práctica en remolcadores de altura, un ferri en territorio nacional y en enormes buques que navegaron a países de Europa, Oceanía y América, en labores de mantenimiento de dispositivos de salvamento y operación de los equipos de mando y maniobra.
Certificados por el MOPT
La UCR indicó que los graduados ahora aspiran a obtener el título de competencia como Oficial de la Marina Mercante ante el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), para poder desempeñarse como oficiales encargados de la guardia de navegación en aguas internacionales.
Se desconoce si la carrera se abrirá de nuevo en 2023 porque la universidad dice que aún debe realizar un estudio de pertinencia académica y factibilidad administrativa-presupuestaria, un rediseño curricular del plan de estudios y conseguir una acreditación de calidad de la Organización Internacional de Normalización. El requisito que ya se cumplió es que el pasado 7 de julio el MOPT homologó la carrera por un año más.
Para el director de la sede del Caribe, Juan Diego Quesada, es necesario invertir en la carrera porque puede ayudar a desarrollar la actividad marítima y tener una flota mercante nacional. “Si bien es cierto en Costa Rica existen marinos costarricenses graduados, se han graduado en otros países y muchos se han ido a trabajar al exterior. Tenemos gente que maneja los ferris, pero son empíricos”, apuntó.
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Marina Civil se comenzó a impartir en la sede Caribe desde 2012 y ofrece los énfasis de ingeniería náutica y transporte marítimo, ingeniería marina y radioelectrónica, en los que también se aprende sobre derecho y economía marítima, meteorología, oceanografía y gestión de personal o seguridad.
La ingeniería náutica hace referencia a las personas ubicadas en el puente de mando de los buques que se encargan de la dirección de la navegación, carga y administración de las embarcaciones de cualquier bandera, sin limitación en el tonelaje y con licencia de navegación por todo el mundo.
A la vez se pueden desempeñar funciones en el puerto relacionadas con la gestión operativa y logística de las agencias de estiba (carga y descarga) o de las empresas navieras, las operaciones de atraque del buque a puerto o de movilización de una embarcación desde un puerto (desatraco), e inspecciones de buques y cumplimiento de los convenios internacionales marítimos.
La ingeniería marina la practican las personas ubicadas en la sala de máquinas de los buques, las cuales se encargan de resolver los problemas en los motores de combustión, los motores térmicos o de vapor (calderas y turbinas), los generadores eléctricos, y todo tipo de automatización de o las instalaciones de frío y calor, o la gestión y el tratamiento de las aguas y residuos de la embarcación.
Por último, ingeniería en radioelectrónica hace referencia a las personas encargadas en el buque del mantenimiento de los equipos de navegación y de comunicación, así como los de propulsión que utilicen medios electrónicos o sean gestionados por controles de ese tipo. También son los que se encargan de la reparación y el mantenimiento de los equipos cuando la embarcación llega a puerto.