La “falta de transparencia” de la administración de Henning Jensen impulsó a Gustavo Gutiérrez Espeleta, nuevo rector de la Universidad de Costa Rica (UCR), a formar, en mayo del 2018, un grupo de funcionarios crítico de las situaciones que consideraban anómalas en ese centro de estudios, en el cual analizaban las problemáticas y planteaban soluciones.
Luego, surgió la idea, según relató, que desde adentro de ese grupo se podían cambiar las cosas que no les gustaban, como “la falta de rendición de cuentas”. Se postuló para candidato a la Rectoría alguien del grupo, quien, por motivos de salud, no pudo continuar.
Entonces, Gutiérrez fue electo por esa agrupación, la cual nunca tuvo nombre, para continuar con la lucha por llegar al puesto.
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El 27 de noviembre, Gutiérrez, investigador en genética molecular y ciencias naturales, fue elegido como nuevo rector de esa casa de estudios, en sustitución de Jensen. Gutiérres, de 55 años, asumirá funciones a partir de enero del 2021.
A continuación, el diálogo que sostuvo el nuevo jerarca de la UCR con este medio.
—¿Por qué se postuló para ser rector de la UCR?
—Habíamos conformado un grupo de universitarios que habíamos sido bastante críticos de algunas cosas de la administración anterior. No nos gustaba la ausencia de rendición de cuentas, nombramientos de personas amigas; hijas, incluso. Ese grupo se conformó a inicios del 2018, era un grupo de análisis.
“Estábamos tomando decisiones de si el grupo daba para lanzarnos a la Rectoría o no. Tomamos la decisión de que sí, que era importante un cambio de gestión, más participativa, más fomentada en el diálogo, en la toma participativa de las decisiones. Un compañero propuesto, por motivos de salud, no pudo continuar. El grupo tomó la decisión de que yo alzara la bandera de oposición a ese estilo de gestión completamente diferente, de rendir cuentas, un diálogo permanente con la comunidad universitaria, inclusión de todos los sectores, participación estudiantil en la toma de decisiones.
“Pensábamos en algo muy diferente a lo que nosotros estábamos viendo en esa administración. Ademas de preocuparnos por una población estudiantil libre, segura, que esté contenta en nuestra universidad, queremos y tenemos plena convicción de que tienen que participar en la toma de decisiones. Nuestro compromiso con el estudiantado es muy fuerte. Estábamos preocupados por que ese sistema de gestión que se estaba dando no era el óptimo.
“Fue en setiembre del 2018 cuando se consolidó este grupo alrededor de mi candidatura. Nos preocupaba ese vínculo de la Universidad con la sociedad, estábamos hablando de que tenemos que recuperar el liderazgo político y académico en temas país”.
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—Cuando usted indica que siempre ha sido crítico de la administración anterior, ¿en qué cosas no estaba de acuerdo?
—La comunicación con la comunidad universitaria no fue la idónea, básicamente eso. No había comunicación permanente, sobre todo en los últimos cuatro años de la gestión anterior; esa comunicación, ese diálogo abierto con la comunidad universitaria, no se dio. Nosotros no sabíamos en qué se invertían los recursos, no entendimos las decisiones que se tomaban para construcción de edificios y los criterios de distribución de estos, no solo económicos, sino del talento humano; o sea, todo se hacía a dedo.
“Tenemos una propuesta completamente diferente, basada en ese diálogo y compromiso que ya hemos adquirido, es un modelo en el cual vamos a tomar en cuenta a la comunidad universitaria. Queremos pasar a un gobierno totalmente abierto para el servicio del país y la comunidad universitaria”.
—¿Qué decisiones se tomaron con las cuales usted no estuvo de acuerdo?
—Ese diálogo no se dio con la comunidad universitaria, se tomaban decisiones que no sabíamos por qué se tomaban. No conocíamos el criterio de prioridad en infraestructura, se hacían reclamos. Yo, particularmente, escribí un artículo pidiendo explicaciones del porqué de la construcción de este edificio, dónde está el proyecto y, al día de hoy, no tengo las respuesta. Faltaba transparencia en la toma de decisiones de esa administración.
—Usted dijo en una entrevista como candidato que uno de los desafíos era con el sector político externo, el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa. ¿Por qué?
—Ahí es donde se toman las decisiones importantes, proponemos un acercamiento no con los sectores Casa Presidencial y Asamblea Legislativa, sino con otros sectores importantes del país, como la institucionalidad pública y el sector privado. Es importante que establezcamos puentes de comunicación con esos sectores.
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—También dijo que había desmotivación, “apatía tremenda” en la comunidad universitaria. ¿A qué se refería?
—Yo logré hablar en forma presencial y virtual con 1.400 personas de la comunidad universitaria y una de las cosas que nos llamó la atención era que no había esperanza, apatía. A partir de esa experiencia y comunicación con las personas, nosotros, con mucha energía, vamos a transformar eso en aspectos positivos.
“Un reto enorme es la unión de la comunidad universitaria, vamos integrar las ideas buenas en nuestro plan de gobierno para la institución. Las elecciones quedaron en la historia, ahorita hablamos de unión”.
—Dijo que en su administración iba a haber cero tolerancia al acoso sexual, en una universidad cuestionada justamente por ser muy pasiva ante esa realidad. ¿Qué va a hacer usted diferente?
—Hemos hablado de una universidad inclusiva, equitativa, solidaria. Estamos hablando de una política de tolerancia cero ante cualquier tipo de acoso. Tenemos que garantizar información para la prevención, que estas cosas no ocurran, pero, si no lo logramos, tenemos que asegurar la protección a la víctima y sanciones a las personas ofensoras. Históricamente, esto falló por diversas razones.
“Ahora contamos con nuevo reglamento de hostigamiento sexual y ahí se subsanan muchas de las debilidades que tenía el reglamento anterior. Sentimos que por diversas razones hubo fallos serios”.
—¿Van a hacer nuevas investigaciones de casos anteriores?
—Eso tiene que ser prospectivo a partir del nuevo reglamento. Si hay apelaciones y ese tipo de situaciones se dan, evidentemente se tiene que proceder como tal. Con el nuevo reglamento, de aquí para adelante, las cosas van a ser completamente diferente al pasado.
—¿Va a continuar lo que comenzó el rector en transición, Carlos Araya, de adecuar las remuneraciones de la UCR a lo que indica la reforma fiscal?
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—Sí, esto me parece. Destaco mucho la administración en transición, hay muchas cosas buenas que se han hecho y debemos continuar con esos procesos. El tema del empleo público es muy importante, conocemos por parte de la Sala (Constitucional) que hay asuntos estructurales de constitucionalidad importantes y de legalidad vertidos por la Procuraduría General de la República.
“Estamos muy pendientes de estas preocupaciones que podrían interferir en cierta forma en las decisiones de la administración propia universitaria, generando algún problemita con la independencia de gobierno que, por principio constitucional, está establecida.
“Nos preocupa que el Ministerio de Planificación resuelva algunas situaciones propias de la administración universitaria y esto nos lleva a que sí es importante redefinir una propia escala salarial en nuestra universidad que tome en cuenta la especificidad del trabajo académico y muchas otras cosas importantes, como la evaluación docente, publicaciones internacionales, nacionales, los proyectos y otro montón de cosas que son pertinentes de la vida universitaria”.
—Las finanzas de la UCR están en peligro por el exceso de incentivos salariales. ¿Qué plantea usted en esta área?
—La posición es que definitivamente el modelo exacto de salario, pluses, anualidades, está por definirse. Lo vamos a discutir de forma colectiva, pues en campaña asumimos el compromiso de abordar este y otros temas centrales por medio de diálogos.
“Por la legislación laboral, deberá ser de forma prospectiva, de aquí para adelante. Habrá que respetar los derechos adquiridos y la normativa de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Estamos comprometidos a buscar el apoyo para este diálogo, en el cual esperamos que haya insumos técnicos y modelos actuariales para la toma de decisiones”.
—La UCR es la que más dinero recibe del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). ¿Estaría dispuesto usted, como rector, a ceder una parte de su presupuesto para otras universidades públicas, como el Instituto Tecnológico de Costa Rica, para potenciar carreras con mayor demanda laboral?
—Eso es un tema que hay que asumir a partir de enero, hay que participar en esa discusión a nivel de Conare (Consejo Nacional de Rectores). Hay que conocer el acuerdo. Yo me enteré en primera instancia, el miércoles pasado, cuando el rector en transición (Carlos Araya) me dijo que eso estaba en Conare.
“No conozco el acuerdo, habrá sin duda un debate interesante sobre la forma de definir los indicadores que se tienen que establecer para esa toma de decisión. Para nosotros, la investigación debe ser un criterio fundamental en la educación superior.
“Creemos que las universidades públicas deben contribuir al desarrollo nacional desde las regiones. Ese tema debe tomar muy en cuenta el papel de las universidades públicas en esta temática de regionalización; todos esos temas deben ser considerados en ese análisis”.
—¿Qué va a pasar con la virtualización de las clases en la UCR?
—La respuesta depende del curso de la pandemia. Si usted me pregunta qué va a pasar en marzo, teniendo los números que tenemos en este momento, definitivamente la virtualización seguirá siendo una realidad. Estamos pensando en un modelo dual, en el cual podamos contar en cada uno de los cursos con un proceso virtual y presencial, pero depende de la situación de la pandemia. A como están las cosas en este momento, esa posibilidad se va a atrasar.