Londres. El Gobierno del Reino Unido señaló este jueves al presidente de Rusia, Vladimir Putin, como el responsable “en última instancia” del envenenamiento de un exespía ruso y su hija en Inglaterra en marzo, una acusación que Moscú negó calificándola de “inaceptable”.
La Fiscalía británica anunció el miércoles que tiene suficientes pruebas para imputar a dos ciudadanos rusos, identificados como Alexánder Petrov y Ruslan Boshirov, del intento de asesinato del ex agente doble Serguéi Skripal y su hija Yulia, el 4 de marzo en Salisbury, en el suroeste de Inglaterra.
La primera ministra Theresa May afirmó después que ambos hombres eran agentes de la inteligencia militar rusa, el GRU, y que el ataque con Novichok -una potente sustancia neurotóxica surgida de un programa químico desarrollado en la Unión Soviética- fue “casi seguramente aprobado fuera del GRU, a un nivel elevado del Estado ruso”.
Londres pidió una reunión de urgencia el jueves del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Poco antes de su inicio, el Reino Unido recibió el apoyo de los líderes de Estados Unidos, Canadá, Francia y Alemania.
“Tenemos total confianza en las afirmaciones británicas de que los dos sospechosos eran oficiales de los servicios de inteligencia militar rusos (...) y que esta operación fue casi con certeza aprobada a un nivel muy alto del gobierno”, afirmó el texto divulgado en Londres.
Un portavoz de 10 Downing Street (sede del Gobierno británico) precisó que Theresa May habló con los presidentes estadounidense, Donald Trump; francés, Emmanuel Macron; el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y la canciller alemana, Ángela Merkel, en los últimos días.
En declaraciones a la radio BBC, el secretario de Estado británico de Seguridad, Ben Wallace, aseguró que Londres considera a Putin responsable del ataque.
“En última instancia lo es, en la medida en que es el presidente de la Federación de Rusia y su gobierno controla, financia y dirige la inteligencia militar por medio del Ministerio de Defensa”, afirmó.
"No creo que nadie pueda decir que el señor Putin no tiene el control de su Estado (...) Y el GRU no es, sin ningún tipo de duda, independiente" del Estado, agregó Wallace. "Está ligado, vinculado tanto a altos responsables rusos como al ministro de Defensa, y a través de ellos al Kremlin y a la oficina del presidente".
Moscú reaccionó con indignación. “Para nosotros, este tipo de acusaciones contra un líder ruso son inaceptables”, declaró a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
"Ni los máximos responsables de Rusia ni otros en niveles inferiores, ni ningún representante oficial tienen nada que ver con los hechos ocurridos en Salisbury", subrayó.
El comunicado conjunto de los líderes de Reino Unido y sus cuatro aliados también instó a Rusia a proporcionar información completa de su programa Novichok a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Durante la reunión en Naciones Unidas, Londres podría solicitar que se impongan sanciones a Rusia aunque “en su calidad de miembro permanente (del Consejo de Seguridad), Rusia defenderá su posición utilizando probablemente su derecho de veto”, advirtió Wallace.
Dedo acusador a Rusia
Desde el principio, el Gobierno británico atribuyó el ataque contra Skripal a Rusia, quien siempre ha negado categóricamente toda implicación.
La Fiscalía británica anunció que, pese a haber lanzado sendas órdenes europeas de detención contra los dos hombres, no pedirá su extradición a Rusia, ya que ese país no entrega a sus ciudadanos.
El caso Skripal desató una grave crisis diplomática entre Moscú y los países occidentales que dio lugar a expulsiones cruzadas de representantes diplomáticos.
Hospitalizados en estado crítico, Serguéi y Yulia Skripal lograron sobrevivir tras permanecer varias semanas en tratamiento intensivo en un hospital.
El 30 de junio, una pareja de británicos resultó envenenada tras estar en contacto con el Novichok que se hallaba en un frasco de perfume. La mujer, Dawn Sturgess, de 44 años, falleció, pero su pareja, Charlie Rowley, sobrevivió tras estar hospitalizado casi un mes en estado “grave pero estable”. A finales de agosto, tuvo que ser ingresado de nuevo aquejado de graves problemas de visión.