El Cairo
El expresidente egipcio Hosni Mubárak quedó libre ayer del cargo de complicidad en la muerte de cientos de manifestantes en la revolución del 2011 y de varios cargos de corrupción, pero seguirá en prisión cumpliendo otra condena.
Un tribunal de El Cairo desestimó la acusación sobre su responsabilidad en la represión de las protestas del 2011, y lo absolvió de las acusaciones de corrupción en su contra.
Pese a ello, Mubárak , que dirigió el país con mano de hierro por 30 años, continuará detenido en un hospital militar cumpliendo una pena de tres años por otro caso de corrupción .
“Yo no hice nada malo”, declaró ayer el expresidente egipcio en una entrevista telefónica a la televisión.
Sus dos hijos, Alaa y Gamal, igualmente juzgados junto a su padre, quedaron absueltos por la prescripción de los delitos de los que se les acusaba.
En el exterior de la academia policial donde se celebraba el juicio, Mustafá Mursi, que perdió a su hijo Mohamed durante la revuelta del 2011, lamentaba la sentencia: “Este veredicto es injusto. La sangre de mi hijo se derramó en vano”.
Reacciones. La Policía egipcia dispersó, con gases lacrimógenos y cañones de agua, a un millar de manifestantes que protestaron contra el fallo.
En el tribunal, periodistas pro Mubárak expresaron por el contrario su júbilo, gritando “Hosni Mubárak es inocente”.
Durante el proceso por la muerte de los manifestantes, siete altos responsables de seguridad, entre ellos el ex ministro de Interior de Mubárak, Habib al Adly, fueron declarados inocentes por el juez Mahmud Kamel al Rashidi.
El veredicto estaba previsto para el 27 de setiembre, pero el magistrado lo aplazó aduciendo que no había tenido el tiempo suficiente para leer las 2.000 páginas del expediente.
Mubárak, de 86 años, fue condenado en junio del 2012 a cadena perpetua, pero la sentencia fue anulada por razones técnicas, lo que llevó a celebrar otro juicio en mayo del 2013.