La Paz. EFE. Una agrupación de ciudadanos en la que figuran académicos e intelectuales bolivianos reclamó el miércoles respeto a los resultados del referendo del 21 de febrero, en el que se rechazó mayoritariamente una reforma constitucional para permitir al presidente Evo Morales presentarse a las elecciones del 2019.
El comité del colectivo que lideró la campaña “NO es N.O.” difundió un comunicado en el que se declaró “profundamente indignado por la presunta intención” oficialista de no respetar el resultado del referendo, “burlando así el mandato del pueblo boliviano”.
Dicha organización exigió al Gobierno y al presidente “respeto al resultado del referendo del 21 de febrero y su sometimiento al mandato del pueblo” , y convocó a la ciudadanía “a defender la institucionalidad democrática y resistir esta nueva afrenta despótica del MAS ( Movimiento al Socialismo, partido que ejerce el poder)”.
El resultado de cualquier consulta, agregó la nota, “no es una opinión, es un mandato vinculante y su cumplimiento es obligatorio”.
Entre el más de medio centenar de suscriptores del comunicado figuran el politólogo Jorge Lazarte, exmagistrado de la antigua Corte Nacional Electoral; la defensora de los derechos humanos Loyola Guzmán, el editor José Antonio Quiroga y el expresidente del Banco Central Juan Antonio Morales.
El manifiesto se dio en respuesta a la recolección de firmas iniciada por el MAS en Santa Cruz (este) y por sindicatos campesinos afines a Morales en Cochabamba (centro) para pedir un nuevo referendo.
En la consulta de febrero, a la que fue sometida una iniciativa oficialista para modificar la Constitución y permitir la nueva candidatura de Morales en el 2019, el “no” ganó con 51,30 % frente al “sí”, con 48,70 %.
Los seguidores del mandatario piden que se anulen esos resultados y que se repita la votación porque, según esos sectores y el Gobierno, la gente votó “engañada” por una supuesta trama de opositores y de la Embajada de Estados Unidos.
Según las autoridades, la oposición y Washington promovieron una “guerra sucia” usando el caso del supuesto tráfico de influencias a favor de la empresa china Camce , en la que trabajó hasta hace unos meses una excompañera del mandatario, Gabriela Zapata.
Morales reconoció el noviazgo , aunque aseguró que no veía a la mujer desde el 2007 y que el hijo que tuvieron ambos había fallecido.
Sin embargo Zapata, investigada y encarcelada desde fines de febrero por diversos delitos económicos, sostiene que el niño vive.
El caso fue destapado por el periodista Carlos Valverde, quien huyó la semana pasada a Argentina por miedo a que el gobierno lo detenga después de reconocer que había obtenido nueva información según la cual el niño nunca existió.