La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó, este 19 de octubre, nuevas estimaciones de crecimiento para le región. En el caso de Costa Rica estimó un aumento en la producción de 3,5% para este año, lo cual es un poco más alto que el 3,4% que el Banco Central proyectó en julio pasado, y para el 2023 de 2,8%, por debajo del 3,2% de la autoridad local.
En nuestro país, el presidente del Banco Central, Róger Madrigal había indicado en una entrevista con este diario, en setiembre pasado, que el repunte de la producción de las empresas en Zona Franca los podría ayudar a ajustar al alza la proyección de crecimiento.
Para toda América Latina y el Caribe, la Cepal prevé un crecimiento de 3,2% para el 2022, superior al indicado en agosto pasado, pero para el próximo año el organismo estima que la desaceleración se acentuará en América Latina y el Caribe, con un crecimiento de 1,4% en el 2023, en una coyuntura sujeta a importantes restricciones tanto externas como domésticas.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania afectó negativamente el crecimiento global –y con ello la demanda externa que enfrentó la región este año– junto con acentuar las presiones inflacionarias, la volatilidad y costos financieros, indicó la entidad en un comunicado.
La mayor aversión al riesgo, junto a la política monetaria más restrictiva por parte de los principales bancos centrales del mundo, perjudicó los flujos de capital hacia los mercados emergentes, incluyendo América Latina, además de propiciar depreciaciones de las monedas locales y tornar más onerosa la obtención de financiamiento para los países de la región, añadió la Cepal
2023 con contexto desfavorable
Según la Cepal, en el 2023 los países de la región se verán nuevamente enfrentados a un contexto internacional desfavorable, en el que se espera una desaceleración tanto del crecimiento como del comercio global, tasas de interés más altas y menor liquidez global.
En lo interno los países de la región enfrentarán nuevamente un complejo entorno para la política fiscal y monetaria.
En lo monetario, consideró el organismo, el aumento de la inflación condujo a los bancos centrales, al igual que en la mayor parte del mundo, a aumentar las tasas de política –en algunos casos de manera sustancial– y a reducir el crecimiento de los agregados monetarios.
Si bien se prevé que en 2023 este proceso llegue a su fin –en la medida que se vayan anclando las expectativas de inflación en los países–, los efectos de esta política restrictiva sobre el consumo privado y la inversión estarán presentes durante el 2023.
En el ámbito fiscal, la Cepal consideró que permanecerán altos los niveles de deuda pública en un gran número de países. En un contexto de altas demandas por gasto público, se requerirán medidas para fortalecer la sostenibilidad fiscal y ampliar el espacio fiscal mediante el fortalecimiento de los ingresos públicos.
Todas las subregiones evidenciarían menor crecimiento el próximo año, de acuerdo con las nuevas proyecciones.
Para las economías de América Central y México, el bajo dinamismo de Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, afectaría tanto al sector externo como al consumo privado.
En este caso, sin embargo, los menores precios de los bienes básicos actuarían a favor en tanto varias de ellas son importadoras netas de alimentos y energía.
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Según la Cepal, en 2023 los países de la región se verán nuevamente enfrentados a un contexto internacional desfavorable, en el que se espera una desaceleración tanto del crecimiento como del comercio global, tasas de interés más altas y menor liquidez global. (Shutterstock)