
Dos vacunas en las que trabajan los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) en colaboración con el Ministerio de Salud de Liberia (África) ofrecen esperanza de prevenir una enfermedad que no tiene vacuna ni cura –pues el tratamiento consiste en controlar los síntomas–.
Se trata del proyecto Prevail, que se desarrolla en Liberia, país africano que es de los más afectados por esta enfermedad infecciosa.
Este padecimiento tropical se caracteriza por fiebre y hemorragias constantes en diferentes órganos. Primero, ataca el sistema inmunitario y luego el hígado o los riñones. La mortalidad es del 70%.
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El proyecto Prevail no solo consiste en probar la vacuna, también en estudiar las causas y características de la enfermedad en la población, y en desarrollar posibles medicamentos.
Las vacunas "candidatas" son dos: la llamada cad3-EBOZ, codesarrollada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAIDS, por sus siglas en inglés) y el laboratior farmacéutico GlaxoSmithKline; y la rVSV-ZEBOV, que comenzó como una molécula creada por la Agencia de Salud Pública de Canadá y ahora la tiene la empresa Merck Sharp & Donhme.
El estudio
Entre febrero y abril de 2015, el ensayo clínico enroló a hombres y m ujeres mayores de 18 años que no hubieran sido infectados anteriormente con el virus del Ébola. Se enrolaron 1.500 personas que se dividieron en tres grupos de 500.
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Un grupo recibió una vacuna experimental, el segundo la otra y el tercer grupo recibió una inyección salina como placebo (para así ser el grupo control).
A todos se les tomaron muestras de sangre antes de comenzar la vacunación, y luego una semana, un mes, seis meses y un año después de la inoculación. En cada una de las muestras los investigadores buscaron anticuerpos contra el virus.
Las respuestas una semana después fueron modestas en ambas vacunas y no parecían dar muchas esperanzas. No obstante, en las muestras de un mes se hallaron respuestas de anticuerpos en el 71% de quienes recibieron cAd3-EBOZ, y en el 84% de quienes fueron inoculados con rVSV-ZEBOB. En el grupo del placebo solo el 3% registró anticuerpos.
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En las muestras tomadas al año, la respuesta se había mantenido, según los parámetros estadísticos: se vio en el 64% de los participantes de la primera vacuna y en el 80% de los de la segunda. En el grupo de placebo el 7% de los pacientes desarolló anticuerpos.
Los efectos adversos fueron de leves a moderados e incluyeron dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre y fatiga, pero no se encontraron precupaciones por la seguridad del producto.
Como dato curioso, el 4% de los participantes tenía algún anticuerpo antes de comenzar el estudio. Esto es reflejo de que ya se habían infectado anteriomente con el virus del Ébola, pero nunca registraron síntomas.
¿Qué sigue? Stephen Kennedy, uno de los investiadores, es claro: falta mucho tiempo de estudio y análisis para obtener un resultado final, ni siquiera se atreve a dar posibles fechas, pues ambas vacunas deben probarse más. Sin embargo, asegura que es un buen camino para una enfermedad que en este momento no tiene vacuna.
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