Tras tomar una serie de medidas para disminuir el consumo de agua generado por su producción, Florida Bebidas logró reducir en casi la mitad su huella hídrica en comparación con la del 2005.
En otras palabras, si en el 2005 se necesitaron 1.128 litros de agua para producir un litro de cerveza o gaseosa, en el 2012 se requirieron tan solo 547 litros. Esto equivale a un ahorro del 48% por cada litro de producto.
Así lo dio a conocer la empresa ayer en una conferencia de prensa que contó con personeros del Ministerio del Ambiente.
La viceministra María Guzmán aprovechó la ocasión para invitar a otras compañías a unirse en el esfuerzo, dado que, según datos del XVIII Informe Estado de la Nación , en el país se está utilizando 31,2% más del agua que el territorio es capaz de generar.
Medir, luego actuar. Por huella hídrica se entiende el volumen total de agua que se requiere para producir un bien o servicio.
En el caso de Florida Bebidas, para medirla, se utilizó la metodología llamada Global Water Footprint Standard de la organización Water Footprint Network.
En este sentido, la huella hídrica de la empresa se calculó en 23,8 millones de hectolitros que incluye el agua propia de los productos (18%), aquella que se utiliza en el proceso de producción (80%) –que va desde la llegada de las materias primas a la planta hasta que el envase esté en el anaquel– y la vertida (2%).
Tras la medición se dieron cuenta de que la huella hídrica más alta deviene de la producción de cervezas con un 40%, seguida por los jugos y néctares en un 24%.
A partir de ese momento, y según Gisela Sánchez, de Florida Bebidas, se hicieron una serie de ajustes en la operación. Uno de ellos fue reutilizar el agua en el proceso; por ejemplo, la planta Cristal reutiliza el 76% del agua.
Asimismo, se hicieron mejoras en las plantas de tratamiento tanto de Costa Rica como de Guatemala para devolver agua de calidad al ecosistema.
En total, desde el 2009, la empresa logró ahorrar 96,4 millones de hectolitros de agua (el equivalente a 3.856 piscinas olímpicas) y, aun así, alcanzó un crecimiento del 11,4%. “Estamos produciendo más con menos agua”, dijo Sánchez.
Compensar. Aquello que no se logró recortar es compensado haciendo uso de varios mecanismos.
Uno de ellos fue la construcción de un acueducto en la comunidad de Gavilán Canta, en Talamanca, y se hicieron mejoras en otro ubicado en Brasilito de Guanacaste.
Asimismo, la empresa se sumó al programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), en su modalidad para proteger el agua, para ayudar a conservar 777 hectáreas del bosque circundante a las cuencas altas de Río Segundo de Alajuela y Santa Cruz de Guanacaste, que son lugares de recarga acuífera.
También se apostó por un proyecto que pretende recolectar el agua de lluvia para que esta sea utilizada para el riego de las zonas verdes, el lavado de los camiones y los servicios sanitarios de dos centros de distribución.
Este esfuerzo se suma a la política de cero residuos del año pasado. La siguiente meta para la empresa es declarar su carbono neutralidad en el 2017.