El análisis del ente contralor concluye que las debilidades en los servicios se evidencian en que no hay registros sistemáticos de la presión del agua, además de que ha disminuido el caudal de las fuentes y hay un aumento de la población atendida.
Por otra parte, tanto el AyA como la ESPH presentan altos niveles de agua no contabilizada; es decir, agua perdida que pudo haber llegado a los usuarios.
Según la Contraloría, el AyA pierde el 50% de su agua, lo que entre el 2008 y 2011 significo que esa institución dejara de percibir ingresos por ¢181.869 millones.
En el caso de la empresa herediana, sus pérdidas de agua van del 33% (en el cantón central) al 71% (en San Isidro). La ESPH no habría devengado unos ¢17.230 millones.
Eduardo Lezama, gerente del AyA, manifestó que hay un plan para mitigar las pérdidas de agua, pero también aseguró que no porque el agua se haya perdido, quiere decir que se iba a vender.
Natalie Montiel, de la ESPH, dijo que su representada más bien es pionera en la reducción de pérdida de agua. Además, justificó la disminución en el caudal de las fuentes por motivo del cambio climático.