El debate político en nuestro país, en las últimas campañas electorales, ha sido de pleno dominio de las televisoras. Por eso no deja de ser irónico que el mejor debate de la presente temporada política corriera por cuenta de la radio.
Noticias Monumental se anotó el martes pasado, por mucho, el mejor encuentro entre los cinco principales candidatos que optan por la presidencia de la República. Lo hizo pese a que el suyo fue el cuarto foro de este tipo en las últimas tres semanas, y sin tanto recurso técnico como el desplegado por la televisión.
Previo a Monumental estuvo el debate en dos entregas del estatal Canal 13 al que ya me referí en amplitud en esta columna dos semanas atrás. Aquellos encuentros fueron más anecdóticos que útiles para el votante, aunque el análisis posterior de los especialistas convocados por el Sinart sí fue de gran valor.
A la mañana siguiente (lunes 6 de enero), Telenoticias logró un buen punto a favor con el regreso de Café Política , programa de entrevistas que en su primera emisión juntó a los tres aspirantes líderes de las encuestas. Aquello fue un debate “no oficial” de gran repercusión.
Canal 9 debutó en estos formatos el 12 de enero, con un debate bastante nocturno (¿cuánta gente llegó hasta el cierre de las 11:30 p. m.?) y en el que el sonido de una campanita fue el principal protagonista. Del dúo moderador, Freddy Serrano demostró mucho más dominio de lo en vivo que Laura Martínez, y si bien el contenido fue más rico que el del debate del 13, los candidatos no salieron de los mismos temas recurrentes que se les ha oído a lo largo de la campaña.
Ignacio Santos siguió mostrando el colmillo de entrevistador a lo largo de los días con sesiones individuales para cada candidato en Café Política y fue parejo: a todos los supo prensar, aunque con diferencias de recursos. Lástima que esa línea de cuestionamiento se perdiera en el muy publicitado debate de Telenoticias (19 de enero), en el que Santos se limitó a observar desde la orilla cómo los políticos se interrogaban unos a otros.
Aquello, como era de esperarse, se transformó en un gallinero en el que todos se esforzaban por hablar más fuerte, y en el que las frases folclóricas y sarcásticas quedaron como lo más “memorable”. Y claro que nosotros como televidentes no perdimos detalles, pues la tradición decía que el mejor debate es aquel que tiene más pleito.
Sin embargo, Monumental nos enseñó lo contrario. El encuentro radiofónico (que tuvo su reflejo televisivo por medio de Canal 2), fue cálido, respetuoso, puntual y lejos de recalcar las diferencias más bien resaltó las coincidencias entre los aspirantes.
Un detalle muy llamativo fue cómo los políticos respetaron sin problema el uso de la palabra, al punto de que incluso Luis Guillermo Solís en un momento le cedió su turno a José María Villalta y Otto Guevara para que replicaran a alusiones de parte de Johnny Araya. En mi vida vi un debate tan civilizado.
Como conductor, el director de Monumental, Randall Rivera, resultó el mejor de todos: siempre mantuvo el control de la mesa, encausó el diálogo cuando este quiso descarrilarse y abrió la discusión a un abanico de temas. Los políticos le respondieron, sin demagogia, sin hablada de paja, y todos coincidieron en que había sido su encuentro más productivo. Por algo fue.