El escritor peruano Gustavo Rodríguez, recientemente galardonado con el prestigioso Premio Alfaguara, asegura estar en un momento inesperado de su vida. Sus días los pasa reflexionando sobre los matices de su triunfo editorial.
En enero pasado, Rodríguez fue anunciado como ganador de este certamen, en el cual compitió con decenas de autores hispanoamericanos que soñaban con ser publicados por Alfaguara.
El autor, con humildad, confiesa que la noticia del premio lo tomó completamente por sorpresa. Se considera a sí mismo un hombre común y, de repente, se encontró en una emocionante travesía que lo ha llevado a recorrer todo el continente.
Al respecto, Rodríguez conversó con La Nación, aprovechando para motivar a los noveles escritores a creer en sus capacidades.
La decisión de escribir
Rodríguez, de 55 años, rememora con una sonrisa cómo, hace veinte años, dio inicio a una transformación en su vida, la misma que lo condujo hacia un compromiso más profundo con la escritura.
Su primer libro, titulado Cuentos de fin de semana, lleva el nombre que describe su génesis: solo podía dedicar tiempo a escribir los fines de semana, mientras cumplía sus responsabilidades en el campo de la Publicidad, oficio que aprendió sin haberlo estudiado académicamente.
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“Soy una persona de instintos. Fui muy feliz trabajando en publicidad, ganaba bien, pude tener una buena casa. Eso sí: quería escribir más. La publicidad me activó el botón de la astucia en la escritura y quería potenciar eso”, recuerda.
El pasar de los años lo llevaron a moldear su vida de manera gradual pero decidida. Dedicarse plenamente a su pasión literaria era la meta.
El reconocimiento que lo ha catapultado a la cúspide literaria, Cien Cuyes, fue escrito con una dedicación diaria que abarcaba desde las primeras luces del día hasta las últimas sombras de la tarde. El desafío de escribir una novela de estas dimensiones y profundidad fue una apuesta personal que asumió con valentía y que hoy cosecha con orgullo.
“Pasé de escribir solo los fines de semana a escribir a diario. Desde hace 20 años me propuse, gradualmente, ir moldeando mi vida para poder pasar todos los días escribiendo. Me siento feliz de estar lográndolo”, cuenta.
Rodríguez reflexiona sobre cómo su decisión, de enfocarse en la escritura a tiempo completo, se concretó una vez que pudo establecer una base sólida con su familia. Con sus hijos ya crecidos, tenía más tiempo y recursos personales disponibles para perseguir su pasión de manera plena.
“Sé que no es sencillo y también, la verdad, he topado con suerte. Pero creo que en la sociedad no debemos ver la escritura como un pasatiempo o algo menor; es un oficio que requiere dedicación, horas y estudio. Leer es parte de ese proceso y leer requiere muchas horas, pero motivo a la gente a hacerlo”, reflexiona.
Un cambio de vida
La novela galardonada con el Premio Alfaguara 2023, Cien Cuyes, es una obra coral que profundiza en temas de vejez y muerte, inspirada en la vida de su suegro. Rodríguez, de hecho, se convierte en el segundo escritor peruano en recibir este prestigioso premio, siguiendo los pasos de Santiago Roncagliolo en 2006, cuando ganó con su obra Abril Rojo.
El autor asegura que sí está saboreando las mieles de un triunfo literario extraordinario y que espera que publicar con Alfaguara sea una catapulta para seguir haciéndolo.
Su andar por ferias del libro y encuentros literarios arrancó en marzo pasado, y en este punto, asegura que es aún demasiado temprano para vislumbrar cómo este premio le seguirá cambiando su vida. No obstante, su entusiasmo y curiosidad por lo que depara el futuro son palpables.
“Creo que lo bueno de un premio así es poder conocer más gente, contar mi historia. Motivar a la gente a escribir, pero escribir desde el esfuerzo y el corazón. La literatura debe aspirar a despertar sentimientos en el cuerpo y eso no es tarea fácil”, dice.
Este reconocimiento no solo lo llena de orgullo personal, sino que también lo convierte en una fuente de inspiración para nuevos autores. Gustavo Rodríguez considera que el premio Alfaguara es una oportunidad invaluable para motivar a otros escritores a explorar sus propias voces sin atenerse a fórmulas preestablecidas.
El autor peruano, eso sí, mantiene una actitud humilde y comprometida hacia su arte. Para él, el premio es un recordatorio constante de que cada palabra escrita, cada personaje creado y cada historia contada tienen el poder de transformar vidas y tocar el corazón de los lectores. “Todos tenemos nuestras historias. Cien Cuyes nació desde la historia de mi propia familia, pero llegar ahí requirió un proceso de pensamiento y meditación. No dudo que hay nuevas camadas de autores que harán lo mismo y mejor”, finaliza.
Puede conseguir Cien Cuyes en todas las sedes de la Librería Internacional, así como en la Feria Internacional del Libro, que finaliza este domingo y se celebra en el Centro de Eventos Pedregal.