Tener que consumir alcohol o drogas para soportar actos con sus clientes es una de las realidades que enfrentan las trabajadoras sexuales en Jacó de Garabito, en Puntarenas, reveló una encuesta del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) presentado este viernes.
El informe señaló que un 11,1% de las encuestadas aseguró haber realizado actos sexuales que no hubiera hecho de no estar bajo los efectos del alcohol u otras sustancias psicoactivas, y un 27,7% consumió alcohol u otras sustancias psicoactivas “con el propósito de soportar ciertos actos sexuales”.
En el estudio titulado “Involucramiento de mujeres trabajadoras sexuales en consumo de sustancias psicoactivas y/o actividades delictivas en el distrito de Jacó, 2023″, los investigadores encuestaron a 54 mujeres, de ellas, la mayoría (27,7%) entre los 19 y los 25 años, un 22,2% entre los 26 y 32 años, un 20,3% entre los 33 y 39 años, 22,2% entre los 40 y 46 años y 7,4% de 47 años o más.
La justificación de la investigación explica que en cada país existen zonas identificadas como espacios para el ejercicio del comercio sexual, y en Costa Rica Jacó se ha convertido dicha zona para nacionales y extranjeros. El estudio indica que pretende “desmitificar y alejarse de los prejuicios a los que se ve sometida esta población, por la falta de datos científicos que evidencien la situación real de las personas”.

El estudio señala también que son necesarias acciones para mejorar la salud mental de las trabajadoras sexuales, principalmente porque el abuso de drogas “se asocia a ciertas situaciones de salud mental, pues las personas usan ese tipo de sustancias como forma de evadir su realidad”.
Sobre las razones principales para ejercer el trabajo sexual, un 36,9% respondió que lo hace porque no le alcanza el dinero, 23% porque no tiene trabajo, 16,9% para mantener a su familia, 6,1% para obtener dinero fácil, 4,6% porque no tiene estudios, 3% porque requiere tratamiento médico, y cinco razones diferentes fueron respondidas por un 1,5% cada una: por necesidad, alguien la obliga, tiene deudas, siempre ha trabajado en eso o porque le gusta. Asimismo, un 1,5% no respondió.
Otro hallazgo relevante es que un 74% indicó que ellas son las jefas en sus hogares. Además, un 72,2% de las encuestadas afirmaron tener al menos a una persona menor de edad que dependía económicamente de ellas y un 37,0% tenía a su cargo personas mayores de 65 años.
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“En general, se observa que es una población que tiene personas dependientes económicamente, en tanto únicamente un 11,1% refiere que nadie depende económicamente de ellas. Este aspecto debe ser contextualizado en un espacio donde históricamente se le ha asignado a la mujer el rol de cuidadora, no sólo de sus hijos e hijas, sino de otras personas”, señala el informe.
Un doloroso entorno de abandono y maltrato
Los datos mostraron también el complicado entorno en que nacieron las mujeres encuestadas, pues el 53,7% refirió que sí había sido abandonada por su padre y/o madre. Luego del abandono, en un 37,9% de los casos el cuido lo asumió solo la madre, y el 34,4% una abuela o abuelo.
Asimismo, cerca del 45% afirmó que en su infancia, alguna vez fueron maltratadas físicamente. Poco menos del 30% indicó haber sido víctima de violencia física en su adultez.
“Como se observa, son mujeres que han presenciado violencia en distintas etapas de su vida, aspecto que las coloca en mayores situaciones de exclusión y de vulnerabilidad, en tanto configuran su vida, en ocasiones, validando situaciones de violencia”, detalla el estudio.
En el área educativa, 31% indicaron tener la secundaria incompleta, 31% la secundaria completa, 17% la primaria completa, 7% universidad completa, 6% primaria incompleta, 4% universidad incompleta, 2% sin escolaridad y 2% con técnico incompleto.
También se les consultó si habían abandonado sus estudios en algún momento de su vida, por razones económicas, académicas y/o sociales, y un 66,6% respondió afirmativamente.
Finalmente, los investigadores recomiendan a las autoridades tomar acciones para que las trabajadoras sexuales tengan seguro médico, porque la mitad respondió que no lo tenía. También llamaron a realizar acciones preventivas y de atención, que permitan que estas mujeres cuenten con una salud integral, incluyendo la salud mental.
Instaron, además, a la Municipalidad de Garabito a diagnosticar el desarrollo económico, urbanístico, cultural y social del distrito de Jacó para comprender por qué se posicionado al mismo como un espacio de turismo sexual, de modo que se cuente con evidencia para replantear la estrategia de desarrollo del lugar.