El Parque Nacional Volcán Poás reabrió sus puertas este lunes, luego de permanecer cerrado durante una semana debido a las constantes erupciones de ceniza y gases. Según el informe del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), después de nueve días de emisiones continuas de ceniza, se observó una disminución de estas a partir del domingo.
Además, las mediciones de gases como dióxido de carbono, dióxido de azufre y ácido sulfídrico se mantienen estables. Sin embargo, el informe señala que el domingo, al mediodía, se registró un tremor (sismo volcánico), por lo que no se descarta que en el futuro vuelvan a incrementarse las emanaciones.
El análisis de estas variables permitió la reapertura al turismo, que debe cumplir con estrictos protocolos de seguridad: solo se pueden adquirir entradas a través de la plataforma electrónica, ya que no se permite la entrada de más de 56 visitantes simultáneos. Además, los turistas deben usar casco y su permanencia en el mirador del cráter está limitada a un máximo de 20 minutos, según explicó Jorge Andrés Quesada Badilla, administrador del área protegida.
El sendero hacia la laguna Botos permanece cerrado temporalmente para facilitar una eventual evacuación del volcán, ubicado en Alajuela, a 2.708 metros sobre el nivel del mar.
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En la mañana del lunes, dos turistas, identificadas como Jackeline, vecina de La Uruca, y Siri, oriunda de Estados Unidos, confirmaron que adquirieron sus entradas electrónicamente sin dificultad. Sin embargo, no pudieron ver el cráter debido a que permanecía nublado y cubierto por una nube de lluvia. El aguacero ayudó a disminuir el olor a azufre y las molestias causadas por la ceniza en la vista, nariz y garganta.
Quesada señaló que será hasta el final de la tarde cuando podrán calcular si la visitación volvió a los niveles previos a las erupciones. Por su parte, los comerciantes consultados en los alrededores prefirieron no hacer comentarios sobre el impacto en los ingresos tras una semana sin turistas.
Aumento en la actividad
El volcán incrementó las emanaciones de ceniza desde el 29 de marzo anterior. Se presume que este aumento se debe, entre otras posibles razones, al secado de la laguna que cubría el cráter, lo que facilitó la salida de materiales finos, gases e incluso piedras de hasta 30 centímetros que cayeron dentro del mismo cráter.
Desde entonces, se mantuvo una pluma constante de ceniza, vapor de agua y otros gases que provocaron una densa bruma que se extendió por varios cantones alajuelenses e incluso Coronado y Heredia. Los vecinos más cercanos reportaron caída de ceniza, y en poblados más lejanos se percibió el olor a huevo podrido, característico del sulfuro de hidrógeno.
Al mediodía del 1.° de abril, la Comisión Nacional de Emergencias declaró Alerta Verde (informativa) para los cantones de Alajuela, Poás, Grecia, Sarchí, Naranjo y Zarcero, debido al aumento de la emisión de gases y ceniza del Poás. Esta alerta permanece activa e implica que los comités locales de emergencias estén vigilantes del comportamiento del volcán.
Hasta el momento, los análisis no sugieren que el Poás esté repitiendo un ciclo eruptivo como el que obligó al cierre del coloso durante la Semana Santa de 2017. En esa ocasión, las emanaciones de gases previas alcanzaron hasta 1.000 toneladas diarias, mientras que en esta ocasión las más altas han sido de 700 toneladas.
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