El terremoto de Limón del 22 de abril de 1991 no lo produjo una falla local como se ha creído a lo largo de tres décadas. Nuevos estudios revelan que una gran placa tectónica se mete debajo de otra en el Caribe sur y entre ellas se originó aquel evento de magnitud 7,7, el más fuerte del planeta en 1991, que dejó 48 muertos en nuestro país y 79 en Panamá.
Además, se logró detectar que en los territorios al sur del país ocurre un fenómeno único en Costa Rica, pues ahí dos enormes placas, Cocos y Caribe, se hunden bajo la microplaca de Panamá. Eso convierte a la zona en un lugar con potencial para provocar terremotos de magnitud 8.
Estas son dos de las principales conclusiones a la que llegaron los sismólogos Ivonne Arroyo y Lepolt Linkimer, de la Red Sismológica Nacional (RSN), luego de analizar, con tecnología de punta, las ondas generadas por 1.208 temblores ocurridos en el país entre 1998 y el 2020. Descubrieron que la zona sur de Costa Rica tiene una doble subducción, es decir, dos grandes placas tienden a la convergencia de costa a costa, debajo de una tercera.
Así, en Talamanca, la placa Caribe se introduce debajo de la microplaca de Panamá. Mientras tanto, en el Pacífico, la del Coco se hunde en el cantón de Osa, bajo la misma microplaca de Panamá, la cual abarca desde el sur del Valle Central hasta la frontera con el vecino país del sur.
“Sabemos que los terremotos más grandes del planeta ocurren en zonas de subducción. Ahora se nos aclara el escenario y podemos asociar el terremoto de Limón a esta zona sismogénica interplacas, y no a otra cosa”, aseveró Linkimer.
Según dijo, antes se pensaba que en Limón la sismicidad era muy baja e incluso algunos terremotos históricos del Caribe se atribuían al Pacífico, debido a que se sentían muy fuertes en la zona sur, pero en realidad eran del Caribe.
Los científicos ejecutaron procedimientos de laboratorio, llamados inversiones, con base en los 1.208 temblores y con la ayuda de paquetes informáticos de simulación. “Es algo como hacer una tomografía a una persona para detectar tumores”, explicó el sismólogo. Eso les permitió ver cómo son las capas terrestres del Caribe, donde se estima que hace 14,5 millones de años comenzó esa subducción, la cual aún catalogan como inmadura, ya que en el Pacífico se inició hace más de 65 millones de años.
FUENTE: RSN
|| LA NACIÓN.
Terremotos de magnitud 8
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“La amenaza sísmica existe en Limón de la misma forma que en cualquier otra parte de nuestro territorio. Nosotros estimamos que es posible que en Costa Rica haya un terremoto de magnitud 8, no lo hemos tenido hasta el momento, pero creemos que es posible y es en la zona sur de Limón donde consideramos que puede ocurrir, lo mismo que en la zona sísmica de Papagayo, cerca de la frontera con Nicaragua, en el Pacífico norte”, manifestó Linkimer.
Insistió en que se debe ser muy riguroso con las construcciones en todo el territorio, pues más allá de los grandes sismos, los terremotos más destructivos han sido los de magnitudes intermedias, cercanos a ciudades, como el de Tilarán de 1973 que dejó 21 muertos por deslizamientos; el del 8 de enero del 2009 en Cinchona, el de Cartago en 1910 y el de Pérez Zeledón del 3 de julio de 1983, todos con magnitud alrededor de 6.
Un terremoto en el Caribe no implica que solo ahí van a ocurrir daños, pues con el de 1991 edificios como el Teatro Nacional, varios de la Universidad de Costa Rica y otras estructuras de Turrialba y Pérez Zeledón fueron afectadas.
El principal aporte de este estudio consiste en que, por primera vez, se detectó la doble subducción que solo ocurre en la parte sur de nuestro país. “Este nuevo dibujo que tenemos de las capas puede ayudar a armar el rompecabezas y a descifrar muchas incógnitas, por ejemplo, ¿por qué no hay volcanes activos desde el Turrialba (Cartago) hasta el Barú (Panamá)? ¿Por qué en la parte más angosta de nuestro territorio (150 km. entre Puerto Viejo de Limón y Golfito de Puntarenas) están las elevaciones más altas? ¿Qué factor levantó tanto y tan rápido a Talamanca?”.
De igual forma, se abre un panorama para atribuir a esa subducción los seis terremotos grandes de los que se tiene registro en el Caribe desde el siglo XVIII, que incluso han generado sunamis, así como determinar por qué en el Caribe sur la profundidad de los temblores no es mayor a los 50 kilómetros, mientras que al lado de Osa algunos ocurren a 80 kilómetros y en el resto del territorio han alcanzado hasta 200 kilómetros.
También ayuda a determinar por qué en esa parte del país están los puntos más altos de nuestra geografía, como los cerros Chirripó, con 3.820 metros sobre el nivel del mar y Ventisqueros (3.812 m.), en cuyo suelo se han encontrado rocas de origen marino, expresó el científico.
Linkimer indicó que, en términos de tiempo geológico, son relativamente frecuentes los terremotos en el Caribe. Antes del terremoto de Limón, cuyo origen estuvo en la subducción descubierta en este estudio, hubo uno de características muy parecidas en mayo de 1822, llamado de San Estanislao. Otros de magnitud 7 ocurrieron en 1798 y 1916. De igual forma, hubo temblores fuertes, con magnitud 6, que ocurrieron en 1926 y 1953.
“Tenemos que empezar a observar el Caribe sur de Costa Rica como una zona sometida a alta compresión, con potencial tan grande como la del Pacífico”, añadió.
Análisis de 1200 temblores permite descubrir zona de subducción en el Caribe sur
Desde el punto de vista científico el hallazgo ha llamado mucho la atención y ha sido publicado en revistas internacionales de alto impacto como Geology y otra llamada Geoquímica, Geofísica y Geosistemas.
Gracias a poderosos programas computacionales y al cuidadoso estudio de los sismos, su ubicación y el área de influencia, es como se pudo obtener este resultado, que el pasado 17 de diciembre fue expuesto por Ivonne Arroyo en Nueva Orleans, Estados Unidos, en la reunión anual de geofísica más importante que existe.
“Esta geometría proporciona un nuevo marco para comprender la compleja tectónica de la región y su evolución, así como el origen de los grandes terremotos y sunamis en el Caribe de Costa Rica”, dice la publicación denominada Modelo Unidimensional de Velocidades Sísmicas y Características Tomográficas Tridimensionales del Caribe Sur de Costa Rica, publicada con motivo de los 30 años del terremoto y que es parte de un proyecto que comenzó en el 2018 y se extenderá hasta diciembre del 2022.
Lo descubierto transforma el sur de nuestro país en un área excepcional y compleja, porque existen cuatro placas interactuando con bloques de corteza (Coco, Caribe, Nazca y microplaca de Panamá), moviéndose hacia abajo y lateralmente, por eso la sismicidad es tan alta. Eso no ocurre así en países vecinos, lo que hace de Costa Rica una zona ideal para estudios estructurales a partir de la detección de sismos, puntualizó Linkimer.
Terremoto de Limón, una huella imborrable
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Hace casi 31 años, cuando el reloj marcó las 3:57 p. m. del lunes 22 de abril de 1991, la provincia de Limón sufrió un terremoto de magnitud 7,7, el más fuerte en la historia reciente de Costa Rica. El impacto fue devastador: 48 muertos y 554 heridos. La tragedia quedó grabada en la memoria de todos los ticos.
Al día siguiente, La Nación circuló con una sola noticia en portada: “Tragedia estremece al Atlántico”. El epicentro se ubicó en Baja Talamanca, a 40 kilómetros de puerto Limón, cerca de Valle La Estrella.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) aseguró que esa tarde también se registró un sunami, “el único para el que se han registrado muertes en Costa Rica”, que fue observado desde Tortuguero hasta Gandoca, con una altura máxima de tres metros en Moín.
El movimiento sísmico derribó puentes de Limón a Sixaola y destruyó 1.856 casas. Los daños se calcularon en un aproximado a los ¢22.000 millones (según el valor del colón en esa época). De acuerdo con la Universidad Nacional (UNA), en ese momento, la provincia caribeña ni siquiera era considerada una zona altamente sísmica.
Hoy, los nuevos estudios demuestran que la zona tiene un enorme potencial sísmico que seguirá siendo analizado por los especialistas.
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