Un estudio realizado por un equipo de académicos de la Escuela de Salud Pública de Harvard monitoreó durante 30 años los hábitos alimentarios de alrededor de 200 mil hombres y mujeres entre 25 y 75 años.
Entre quienes tenían un mayor consumo habitual de yogur (poco más de 300 gramos), se observó una disminución de 18% en el riesgo de tener diabetes tipo 2. El académico que encabezó el estudio, Mu Chen, señaló que hay razones para creer que las bacterias del yogur podrían ser de ayuda en la prevención de esta enfermedad.
El doctor Martin Gotteland, investigador del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, asegura que este estudio se relaciona con otros en los que se afirma que las cepas de yogur podrían tener un efecto anti-hipertensor, porque pueden inhibir una enzima que provoca la contracción de las paredes arteriales.
"Hay estudios que muestran que el yogur puede reducir los niveles de colesterol y tener efectos en los niveles basales de glicemia en ayuno", añade, aunque estos beneficios dependen de la calidad del lácteo y de los antecedentes genéticos de la persona.
El yogur es leche fermentada por dos microorganismos específicos: lactobacillus bulgaricus y streptococcus thermophilus. Estas bacterias deben estar presentes a razón de 10 millones de unidades por gramo de producto, y además deben estar vivas para producir los efectos benéficos en el organismo. Esto se cumple con la mayoría de los yogures comercializados; sin embargo, muchos de ellos poseen gran cantidad de azúcar adicionada.
La especialista en nutrición holística Daniela Silva recomienda el consumo natural, siempre y cuando se trate del natural, ya sea natural o el griego —aquel que tiene entre 9 y 10% de grasa láctea, es más cremoso y tiene más proteínas que otro lácteos similares — . Los saborizados, inclusive los "light", suelen tener colorantes y sabores artificiales que es mejor evitar.
"De media taza a tres cuartos de taza es una buena cantidad por día", agrega Silva, quien además sugiere preferir aquellos que tienen pocos ingredientes en su etiqueta y, siempre, con los cultivos probióticos que traen tantos beneficios a la salud.