
Los animales no dejan de probar lo maravillosos que son. En esta oportunidad fue un perro quien comprobó que es el mejor amigo del hombre al alertar, en días recientes, a su familia de un inconveniente que pudo resultar mortal.
Medios argentinos han dado a conocer la historia de José Ignacio, un labrador negro que vive junto a su familia en la ciudad de Gualeguaychú. El can es noticia luego de que alertó a sus dueños, quienes dormían, que algo no estaba bien en casa. Aun cuando la mascota estaba débil por una enfermedad, él llegó hasta la habitación de Rodrigo Ipperi y Maillén Novoa y les despertó.
Como José Ignacio insistió tanto, su dueño decidió sacarlo a la calle, y fue ahí cuando Rodrigo comprobó que había una fuga de gas en su hogar que pudo intoxicarlos a él y a Maillén, su esposa que en ese momento estaba embarazada.
LEA MÁS: Firulais va a la guardería y viaja en buseta: dueños de perros optan por singular servicio de cuido
La pareja ventiló la casa y regresó a dormir. Al día siguiente se sentían mal y los esposos acudieron a un hospital. A la mujer se le subió la presión, lo que ponía en riesgo su vida y la de su bebé. Por ello, los médicos optaron por adelantar el parto.
“Fue increíble lo que pasó. Afortunadamente terminó en un final feliz y el nacimiento de Amanda fue motivo de alegría y lo que pasó quedó en un segundo plano. Ese día habíamos tenido turno con la ginecóloga que nos había confirmado la fecha de la cesárea, así que nos quedamos en casa y elegimos pasar para el otro día algunas compras que habían quedado pendientes” dijo Rodrigo, a un medio local. Sus declaraciones fueron replicadas por Telefe.
El nuevo papá y amo de José Ignacio agregó: “Nos sentíamos cansados y nos acostamos temprano; como a las 4 a. m. nos despertó el perro muy sobresaltado. Estaba tembloroso, los ojos llorosos y como si algo le estuviera pasando, hacía un ruido raro. Pensando que estaba descompuesto lo sacamos al patio y cuando fuimos a entrar a la casa nos golpeó el olor a gas”.
Rodrigo explicó a medios argentinos que el aparato que perdía gas fue un calefactor. Dice que cuando el gasista lo revisó no podía creer que la cantidad de hidrocarburo que emanaba.
“Lo cierto es que la sacamos barata gracias a José Ignacio, nuestro perro, que pudo reaccionar y despertarnos. Sino seguramente hubiera sido otra la historia y con otro final”.
LEA MÁS: ¡Feliz cumpleaños, Firulais! Así son las fiestas para perros en Costa Rica