Agricultores y jornaleros: trabajadores apasionados a cielo abierto

Ataviados con botas de hule, jeans, camisa de manga larga, abrigo con gorro, sombrero o gorra, y los infaltables guantes, se distingue desde lejos a los abnegados trabajadores del campo. Así se enfrentan al sol, al viento y al frío propio de la zona alta de Cartago, muy cerca de los volcanes Irazú y Turrialba.

No se desaniman, nada los vence. Los hay de todas las edades, personas mayores como don Euquerio Víquez Víquez, de 75 años, o como Brandon Gutiérrez, 50 años menor. Ambos son compañeros de trabajo en la finca La Juanita, en San Juan de Chicuá, donde cuidan cultivos de zanahoria, remolacha y cebolla.

Como ellos, el resto de de campesinos forman parte del paisaje que se aprecia desde la carretera. Doblados, dándole la espalda al sol, empuñando el garabato, la azada o el arado que jalan los bueyes, trabajan con esmero para producir los alimentos saludables y nutritivos que se consumen en el país.

Aceptan y se adaptan a las cambiantes condiciones climáticas. En los últimos días la lucha fue contra el viento y el sol, pero ya pronto vienen las lluvias. De hecho, esperan con ansias las primeras gotas, pues implica volver a sembrar y que el agua favorezca el crecimiento de sus cultivos.

Y como si fuera poco está la complicada dinámica de mercado. “La gente no está comprando nuestros productos, no sé que pasa, pero la gente como que prefiere otras cosas que alimentarse bien” dijo Hubert Morales Vega, quien el lunes anterior alistaba coliflor para llevar a Cenada.

Además, según aseguran muchos de ellos, cada vez son más caros los productos para atender sus cultivos, pero los precios para sus cosechas no mejoran. Entre tanto, este lunes 15 de mayo celebran a su santo patrono San Isidro Labrador.

¿Como celebrarán ese día especial?... pues muchos lo harán haciendo lo que mejor saben, trabajando.

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