Este valle es uno de esos destinos turísticos que lo tiene casi todo para querer visitarlo una y otra vez. Está a solo 17 kilómetros de Cartago y se llega rápido por una carretera bien asfaltada, eso sí muy angosta y de mucho cuidado por la constante presencia de ciclistas, sobre todo los fines de semana.
Pero si el propósito es disfrutar, la ruta ofrece escenas para deleitarse. Desde mucho antes de entrar al centro del pueblo de Orosi, donde se mantiene de pie y en buen estado el templo colonial más antiguo del país, el paisaje cautiva a quienes llegan por primera vez y mantiene expectantes a los recurrentes visitantes.
Después del mirador del ICT, unos seis kilómetros antes del pueblo, empieza el descenso y aparece el paisaje que incluye los contornos de las montañas y el caserío lejano, los ríos Reventazón y Grande de Orosi serpenteando por la llanura y los árboles de poró y corteza amarilla en floración como simulando una pintura en vivo.
Si avanza despacio, casi terminando la cuesta en bajada podrá ver las oropéndolas montezuma, con su característica cola amarilla, cruzar de un lado a otro de la carretera o su llegada a los espectaculares nidos colgantes en las ramas de una palmera, a la izquierda del camino.
Ahora en la llanura puede apreciar los cultivos de maíz, ya sea en tiempo de cosecha o en ciernes. Y entonces empiezan a aparecer las ventas de productos de la zona como chayotes, o comidas rápidas como elotes asados, chorreadas, empanadas, café y agua dulce (negra, con crema o con leche Pinito) y, por supuesto, cajetas.
Ahora está a solo 700 metros del centro. Y aquí, es casi obligación visitar y admirar el templo colonial y su museo. ¿Qué queda por hacer?, puede seguir el camino y darle la vuelta al valle para salir por la represa de Cachí, o bien devolverse por donde llegó y seguir disfrutando de las escenas que aparecen a ambos lados del camino.
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Pero antes puede visitar al puente hamaca, que está a solo 500 metros al este de la plaza, y que comunica a la comunidad con La Alegría. Si se anima puede cruzarlo y desde ahí disfrutar el refrescante panorama que ofrece, más de cerca, el paso del río Grande de Orosi.
El reto ahora será calcular cuánto tiempo pasará antes de que decida regresar al valle que atrae y encanta por sus bellezas naturales.