La Selección Nacional perdió en el debut del Grupo C de la Copa Oro ante Panamá. Esto no es noticia, tampoco sorpresa; es un patrón definido, una constante del equipo dirigido por Luis Fernando Suárez.
Perdió contra Guatemala, cayó frente a Ecuador y meses atrás, la Selección mordió el polvo ante Panamá en el Estadio Nacional, siendo la primera vez en la historia que el cuadro canalero derrota a la escuadra tica en su propio campo. Tampoco se puede olvidar que, estando 11 contra 11, la “Sele” no pudo con Martinica.
La sorpresa fue escuchar a Luis Fernando Suárez, en días previos a este juego de la Copa Oro contra Panamá, diciendo: ‘Hoy estoy más convencido de que la situación del equipo será diferente en la Copa Oro’.
Pero, ¿cómo iba a lograrlo? ¿Qué tenía oculto y no iba a revelar hasta el comienzo del torneo? ¿Cuál era ese ‘as’ bajo la manga?
La respuesta es nada. No tenía nada, tal vez ni siquiera una oración al Todopoderoso en busca de un milagro. Simplemente, la Selección fue más de lo mismo. No tiene una idea clara, no se sabe si defiende o ataca, no existe una propuesta y en el banquillo no hay reacción.
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Suárez hace lo mismo de siempre: clava la mirada en la cancha o mira al campo atónito, pero no lo veo reaccionar. Parece estar congelado. Menos respuestas parece tener John Jairo Bodmer, su asistente, a quien se le ve poco dialogando con su jefe, para sugerirle algo; mucho menos tomar la batuta e indicarle a los jugadores los movimientos para intentar un cambio al partido.
En cada resultado adverso, en cada derrota, Luis Fernando Suárez recurre a las excusas, diciendo que clasificó a la Selección al Mundial de Qatar 2022 cuando la clasificación estaba cuesta arriba, y su pecho se infla al recordar que ha dirigido en tres Mundiales.
Quizás por eso no siente no parece apenado cuando afirma: ‘Se hicieron cosas, no es que no se haya hecho nada. Se hicieron un montón de cosas para darle al país la alegría de clasificar a un Mundial. Yo espero y pido el favor de que me den un poquito de mérito. Algún logro alcanzamos’.
¿Mérito de qué? En la dirección de un equipo, los méritos se obtienen a través de los resultados. ¿Mérito para alguien que ha estado dos años al frente de la Selección Nacional y el conjunto no progresa? ¿Para un técnico que ha convocado a 120 jugadores y no ha logrado formar un buen grupo dentro del campo de juego?
¿Mérito para alguien que ha llamado a algunos futbolistas y los ha colocado en posiciones en las que no juegan en el campeonato nacional, con convocatorias llenas de dudas o por mero capricho?
Y por supuesto, Luis Fernando Suárez saldrá con la misma cantinela, pensando seguramente que algo debe tener el agua cuando la bendicen, porque ha dirigido en tres Mundiales.
Tres Mundiales y cada vez le va peor: pasó de clasificar a octavos de final con Ecuador en Alemania 2006, a no pasar de la primera fase con Honduras en Brasil 2014. El cuadro hondureño fue último del Grupo E sin sumar un solo punto. Lo mismo ocurrió en el Mundial de Qatar 2022, donde Costa Rica quedó en último lugar del Grupo E con 3 puntos y sufrió la peor paliza del torneo, un humillante 7-0 ante España.
Luis Fernando Suárez intentó maquillar esta goleada diciendo que fue un accidente. No, el accidente es que usted, Luis Fernando Suárez, haya caído de pie en Costa Rica y dos años después aún siga al frente de la Selección Nacional.
Háganos un favor: agarre sus maletas y regrese a Colombia. No se preocupe por el dinero, por los ₡220 millones que dejaría de percibir si no es despedido, o si ese monto debe ser pagado por usted a la Federación. Lo que sea, no importa, entre todos los ticos ayudaremos con el Sinpe Móvil y si lo desea, cuando se vaya, en el aeropuerto le aplaudiremos por sus tres Mundiales dirigidos.