El partido que la Selección de Costa Rica tendrá frente a Honduras, el próximo 23 de marzo en Estados Unidos, no solo será por la disputa de un cupo en la Copa América 2024, sino que también tendrá implicaciones más allá de un resultado deportivo, las cuales podrían ser determinantes en un 2024 vital para el cuadro patrio.
Para empezar, Costa Rica luchará también por la inyección de $2 millones (aproximadamente ¢1.027 millones), premio por clasificar al torneo. Según dos asambleístas de la Federación Costarricense de Fútbol (FCRF), este monto caería muy bien a las arcas, sobre todo para impulsar proyectos que han vivido un recorte, como las selecciones menores.
Juan Carlos Román, representante de la Liga Nacional de Fútbol Aficionado, reflexionó que, económicamente, una eliminación en la fase previa del certamen continental no impactaría el actual presupuesto federativo, pero si se logra el pase, se daría un impulso que en la actualidad no se tiene.
“El Comité Ejecutivo inició una nueva forma de hacer el presupuesto de la Federación, en el que se toman en cuenta las realidades de ingresos y gastos. Ante esto, el presupuesto está balanceado para este año”, acotó.
Esta declaración se complementa con lo dicho por el presidente de la Federación Costarricense de Fútbol, Osael Maroto.
Según Román, del dinero que se ganaría por ir al torneo, el equipo nacional gastaría $1 millón en preparación, por lo que en realidad a la Federación solamente le entraría la mitad de lo ganado.
“Si vamos a Copa América, el ingreso nos va a ayudar a salir con ese gasto. Es irresponsable presupuesta algo que no tenés (Copa América)”, admitió en entrevista con La Nación.
Para Víctor Hugo Alfaro, exvicepresidente del Ejecutivo y una de las cabezas del fútbol femenino, la llegada de recursos frescos implica un respiro en un momento complejo para la FCRF.
Un tema extrafutbolístico que pone a pensar a la dirigencia es que, si no se logra ganarle a Honduras, no solo el dinero fresco no entrará, sino que la imagen se verá muy afectada, por lo que vendrán más consecuencias económicas.
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Ante un resultado adverso se generará una cadena dominó.
“Si no se clasifica, costará más cerrar fogueos y las selecciones no pagarán para jugar contra Costa Rica. También hay otro efecto: las taquillas, porque ya hay un déficit del partido contra El Salvador y con un resultado negativo, eso puede seguir sumando”, detalló Román.
Aunque de entrada no ir a la Copa América no tendría un efecto inmediato en las arcas de la Federación, lo cierto es que si se va, daría un margen de crecimiento al ente, pero de lo contrario, el golpe a la organización sería lento y fuerte.
Freddy Campos, presidente del Uruguay de Coronado, quien integró el pasado Comité Ejecutivo, también comparte esa inquietud.
“La afectación no será tanto económica, sino más bien en la parte de cotización. Si una Selección hace una buena Copa América, los fogueos dejarán plata; si hay buenos resultados, hay patrocinios, sino, cuesta un poco más”.
Por último, los tres dirigentes confesaron que, a nivel de patrocinios, hay que tener una delicadeza para manejar una posible pérdida.
“Si usted patrocina algo es para buscar exposición, pero con malos resultados, esto no se da”, admitió Campos.
Osael Maroto afirmó al respecto que confía en el equipo de mercadeo y publicidad de la Federación, ya que en cinco meses han conseguido aumentar el rubro de ingresos en este ítem en un 136%.
Ahora, vamos al campo de juego. Deportivamente, Costa Rica perdería muchísimo si no va al campeonato que une a Conmebol con Concacaf.
“Es dejar pasar una oportunidad de oro para que todo este grupo nuevo de la Selección constate en qué nivel está, porque el grupo de Costa Rica sería muy fuerte. Además, es un chance invaluable para el cuerpo técnico para tomar decisiones transcendentales de cara a la eliminatoria”, describió Alexandre Guimaraes, estratega mundialista en dos ocasiones (2002 y 2006).
“En lo deportivo, sería una situación muy difícil; sería un golpe rudísimo pensando en las eliminatorias”, sentenció Víctor Hugo Alfaro.
El problema para Costa Rica va más allá de un mal resultado deportivo, porque Álvaro Saborío, jugador de la Selección Nacional por más de 10 años, explicó lo que se vive en la carrera de un futbolista cuando la Tricolor no funciona.
“Estar ausente de torneos de selección es un problema grandísimo, porque la Sele es la mayor vitrina que tenemos. Hemos visto que a nivel de clubes está costando mucho estar en las instancias finales de torneos, por lo que la Selección es el lugar para mostrarse, y eso está demostrado con traspasos”, recordó.
Sabo habla de transferencias como las sucedidas después de Brasil 2014, cuando Keylor Navas pasó al Real Madrid, Giancarlo González llegó a Italia, Óscar Duarte y Celso Borges a España, entre otros movimientos determinantes.
Un recuerdo que ejemplifica lo que Saborío dice es cuando su generación quedó fuera de Sudáfrica 2010.
“Yo estaba en buen momento, estaba en la edad indicada, no se dio ir a Sudáfrica y por ahí no tuve la oportunidad de ir a una liga mejor, pero no fuimos al Mundial”, finalizó.
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Rónald González, otro DT con amplia experiencia y que ganó un cuarto lugar en el Mundial Juvenil de Egipto 2008, también analizó el panorama que tiene Costa Rica.
“Normalmente, cuando se deja de asistir a competencia internacional, se pierde la exposición e internacionalización de los jugadores. Costa Rica ya tiene un nombre y no desentona en sus presentaciones, entonces no ir a esta Copa América puede significar un parón al llamado proceso. Este tipo de torneos da la posibilidad de probar, exponer y ver el nivel que tienen en competencia internacional los futbolistas, lo cual es trascendental por la eliminatoria”, concluyó.
Costa Rica se juega frente a Honduras la clasificación la Copa América, $2 millones, el honor y también mucho de su futuro futbolístico.