Un alpinista australiano fue dado el domingo como el décimo fallecido en la actual temporada de ascensos al Everest, pero en el monte más alto del mundo el número de víctimas pueden cambiar en cualquier momento. De hecho, el costarricense Warner Rojas asegura haber sido testigo este martes de una defunción más, lo que convertiría el 2023 en uno de los años más trágicos.
“Un montañista de Malasia que iba delante de mí, iba mal, pero trató de seguir. Cuando bajé al Campo Base, a esperar el helicóptero, el cuerpo de esa persona llegó envuelto en su bandera, porque no había soportado el esfuerzo que hizo”, narró Warner Rojas, quien tuvo que ser trasladado a un hospital con síntomas de un incipiente edema pulmonar.
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Cada año mueren unos cinco alpinistas, aunque en 2019 la cifra subió a once, con cuatro fallecimientos atribuidos a la masificación de la montaña.
Las autoridades del país han emitido este año 478 permisos para la ascensión del Everest y ya que la mayoría de los montañistas requieren de un guía se calculó en más de 900 las personas que intentarían subir a la cumbre: todo un récord, que también hace más riesgosa la expedición. Entre otros problemas, la gran cantidad de montañistas genera embotellamientos en la montaña o tiempos de espera en altitudes donde la salud está en peligro.
El australiano Jason Bernard Kennison, de 40 años, había alcanzado la cumbre el viernes, pero quedó “inconsciente” en lo alto de la montaña y fue trasladado a la zona conocida como el Balcón, un poco más abajo de la cima del Everest.
“Como las botellas de oxígeno se estaban acabando, decidimos bajar al Campo 4 con la intención de volver a subir con botellas y rescatarlo”, informó a la AFP Dawa Steven, sherpa de Asian Trekking.
“Pero el fuerte viento y el mal tiempo nos impidió volver a por él para bajarlo. Murió en el área del Balcón”, añadió.
Según medios australianos, Kennison sufrió un grave accidente de auto en 2006 y estuvo varios en rehabilitación años para poder andar con normalidad de nuevo. 17 años después encontró la muerte muy lejos de las carreteras, convirtiéndose en la sexta víctima no nepalí de la temporada 2023 en el Everest, a las que hay que añadir cuatro sherpas fallecidos.
Desde la conocida como primera ascensión a la cumbre del Everest, lograda en 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay, se habían registrado oficialmente 291 fallecidos hasta abril de este año. Muchos de los cuerpos inertes siguen ahí, en la montaña, abandonados para siempre en sitios de difícil acceso.
