No deben poner a jugar a Kendall Waston, es un riesgo que Vladimir Quesada no debe tomar

Sin embargo, sería prudente dejar a Waston ahí tranquilo, que siga en reposo y no alinearlo. Vladimir Quesada, técnico de Saprissa, no debe correr el riesgo de alinear a Kendall ni un minuto frente a los norteños. En caso de ponerlo en el campo, Vladimir estaría disparándose en el pie.

¿Por qué considero que Vladimir no debe arriesgar con Kendall y no usarlo el domingo contra San Carlos? Bueno, el ‘Gigante’ acumula cuatro tarjetas amarillas en el campeonato, y si le muestran una más frente a los norteños, se perderá un partido. El siguiente compromiso de los morados es el clásico ante Alajuelense.

¿Están de acuerdo, seguidores de Saprissa? ¿Coinciden conmigo en que es un riesgo innecesario que Waston juegue el domingo contra San Carlos? En mi opinión, Vladimir no debería arriesgarse. Aquí no comparto el discurso del entrenador, quien siempre dice: ‘el juego más importante es el que viene’. No, Vladimir, los dos partidos más importantes para su equipo son el del miércoles de la próxima semana ante Motagua y el sábado 4 de noviembre frente a la Liga, y en ambos debería contar con Kendall Waston.

Es bien sabido lo vital que Kendall es para Saprissa. No solo aporta en defensa, donde es líder y uno de los capitanes del plantel, sino también porque es un peligro cuando se suma al ataque en las acciones de táctica fija, sobre todo con la presencia de Mariano Torres. El argentino es el socio ideal de Waston cuando ejecuta un tiro de esquina o un tiro libre. Prácticamente coloca el balón en la cabeza de Waston.

Waston podría ser un gran problema para la defensa de San Carlos, pero jugaría al límite y es preferible, en mi opinión, que sea una preocupación para Motagua y Alajuelense.

Saprissa ya ha jugado varios partidos sin Kendall y tiene figuras para reemplazarlo. Por eso, Vladimir, déjalo en reposo. No hay necesidad de analizar la situación de Kendall Waston. El domingo, que el ‘Gigante’ observe la ‘corrida’ desde la barrera, y luego, para lo que viene, ahí sí, entréguenle la muleta y, quién sabe, tal vez termine cortando rabo y orejas.